En una conferencia pronunciada en Monterrey, el periodista italiano Bruno Volpe explicó los elementos de continuidad y de diferencia entre el pontificado del Papa Juan Pablo II y el del Papa Benedicto XVI.
En la plática, Volpe comentó que “los dos, uno en Polonia, el otro en Alemania, lucharon en contra de regímenes totalitarios, comunismo y nazismo. De aquí el origen de dos Papas defensores de los derechos humanos en contra de cualquier dictadura”.
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Ambos, prosiguió el vaticanista, “estudiaron religión y teología en seminarios clandestinos”. “El marxismo que niega al hombre la libertad es enemigo de el mismo hombre” declaró Karol Wojtyla, mientras que Joseph Ratzinger precisó al respecto que “el comunismo así como el nazismo constituyen vergüenzas de nuestro tiempo”.
Volpe recuerda que ambos Papas iniciaron sus respectivos pontificados exhortando a los fieles a “no tener miedo” y que su postura ante la teología de la liberación es similar. “Juan Pablo II en 1979 durante la Conferencia de Puebla en México ‘muchos opinan que el cambio de la sociedad sea una revolución marxista. La verdadera revolución es moral y no política’, mientras que Benedicto afirmó que ‘la teología de la liberación está equivocada. El Evangelio no es marxismo, ni lucha de clase’”.
Para el vaticanista, las coincidencias también se pueden apreciar en la denuncia del relativismo moral, tema fundamental para Benedicto XVI. Luego recuerda que en el capítulo 11 de la Familiaris Consortio, Juan Pablo II afirma: “Dios es amor, el amor es característica fundamental de cada ser humano” y Benedicto XVI tituló “Dios es amor” su primera encíclica. Juan Pablo II y Benedicto XVI coinciden también en el papel fundamental de el sacramento de la Eucaristía.
Si bien muchos “periodistas y críticos progresistas afirman que entre los dos Papas hay opiniones diferentes” en cuanto al Concilio Vaticano II, Volpe recuerda que es todo lo contrario. Juan Pablo II en el capítulo 57 del documento “Al comienzo del nuevo milenio” recuerda que “el Concilio Vaticano II es texto calificado, normativo dentro de la tradición y del Magisterio de la Iglesia”, y Benedicto XVI indicó el 22 diciembre pasado que “el Concilio Vaticano II no fue ruptura con el pasado, más bien es continuidad en la tradición y Magisterio de la Iglesia”. “Dos ideas iguales, pero dos críticas distintas”, precisa Volpe.
Diferencias
En cuanto a la diferencias, el periodista italiano destaca que si bien “Juan Pablo II instituyó el encuentro de Asís con representantes de todas las religiones, el entonces Cardenal Joseph Ratzinger estaba en contra de la idea, por que según él podía darse una peligrosa confusión entre religiones, es decir, de sincretismo, la idea de que todas las religiones sean iguales. Por esto es muy probable que en el futuro el Papa Benedicto XVI cancele este tipo de encuentros”.
“Con un documento litúrgico sin precedentes en el inicio de su pontificado, Benedicto XVI, confirmando la canonización como acto pontificio, decidió delegar las beatificaciones a un cardenal con la celebración del rito en la diócesis de pertenencia del beato y no en San Pedro. Este es un cambio importante”, añade Volpe.
Para el vaticanista, “Juan Pablo II en la encíclica sobre Eucaristía ya denunció los abusos litúrgicos post conciliares; pero algunas celebraciones litúrgicas de Juan Pablo II eran largas, barrocas y a veces redundantes”. “Las de Benedicto XVI parecen más sobrias, cortas, elegantes. El nuevo Pontífice quiere recuperar de prisa el sentido de lo sagrado, de la belleza, de la solemnidad en las celebraciones litúrgicas; limitando bailes, aplausos, usos y costumbres locales no compatibles con la liturgia romana”, añade.