La Sala de Prensa de la Santa Sede hizo pública este miércoles una aclaración de por qué se ha suprimido el título papal de “Patriarca de Occidente” en el Anuario Pontificio de 2006, una supresión que ha suscitado comentarios respecto de una supuesta “reducción” de la autoridad pontificia.
La nota aclaratoria, elaborada por el Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, señala que desde el punto de vista histórico, los antiguos Patriarcas de Oriente, fijados por los Concilios de Constantinopla (381) y de Calcedonia (451), se referían a un territorio claramente circunscrito, mientras que el territorio de la Sede del Obispo de Roma no estaba bien definido.
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“En Oriente –sigue explicando la nota–, en el ámbito del sistema eclesiástico imperial de Justiniano (527-565), junto a los cuatro Patriarcados orientales (Constantinopla, Alejandría, Antioquía y Jerusalén), el Papa era considerado como Patriarca de Occidente”. Por el contrario, en Roma se privilegiaba la idea de que existían tres sedes episcopales petrinas: Roma, Alejandría y Antioquía.
Sin usar el titulo de “Patriarca de Occidente”, el IV Concilio de Constantinopla (869-70), el IV Concilio de Letrán (1215) y el Concilio de Florencia (1439), incluyeron al Papa como el primero de los cinco Patriarcas de entonces.
El título de “Patriarca de Occidente” lo empleó en el año 642 el Papa Teodoro I y tan solo volvió a aparecer en los siglos XVI y XVII, debido a que los títulos del Papa se multiplicaron.
Este título apareció en el Anuario Pontificio por primera vez en 1863.
El nuevo sentido de “Occidente”
La nota de prensa aclara que actualmente, el significado del término Occidente “se enmarca en un contexto cultural que no se refiere únicamente a Europa Occidental, sino que se extiende desde Estados Unidos a Australia y Nueva Zelandia, diferenciándose de este modo de otros contextos culturales”.
“Obviamente, –añade la nota– este significado del término ‘Occidente’ no pretende describir un territorio eclesiástico, ni puede ser empleado como definición de un territorio patriarcal. Si se quiere dar a este término un significado aplicable al lenguaje jurídico eclesial, se podría comprender sólo con referencia a la Iglesia latina”.
Así, dado que el título de “Patriarca de Occidente” era poco claro desde el inicio, “con el desarrollo de la historia se hizo obsoleto y prácticamente no utilizable”.
“Por eso, no tiene sentido insistir en mantenerlo, sobre todo teniendo en cuenta que la Iglesia Católica, con el Concilio Vaticano II, halló para la Iglesia latina en la forma de las Conferencias Episcopales y de sus reuniones internacionales de Conferencias Episcopales, el ordenamiento canónico adecuado a las necesidades actuales”, explica el Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos.
Abandonar el título de Patriarca de Occidente “claramente no cambia nada con respecto al reconocimiento, declarado tan solemnemente por el Concilio Vaticano II, de las antiguas Iglesias patriarcales”.
un realismo histórico y teológico