El día de hoy el Papa Benedicto XVI recibió a los Superiores de la Secretaría de Estado y a los participantes del Encuentro de los Representantes de la Santa Sede ante las Organizaciones Internacionales recordando que la verdad encuentra la fuerza en sí misma y no del consenso que recibe.
Al iniciar su discurso el Santo padre se refirió a la labor que los presentes realizan definiéndola como un “servicio delicado y fatigoso que busca colaborar con la construcción de una sociedad internacional más atenta a la dignidad ya las verdaderas exigencias de la persona humana”.
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Definió su presencia como “una contribución fundamental al respeto de los derechos humanos y del bien común, y por lo tanto, a la auténtica libertad y a la justicia”.
Seguidamente recordó que “las relaciones entre Estados y en los Estados son justas en la medida en que estas respetan la verdad. Cuando, en cambio, la verdad es ultrajada, la paz es amenazada, el derecho viene comprometido, entonces, con lógica consecuencia, se desencadenan las injusticias”.
Sobre las mencionadas injusticias agregó que “son fronteras que dividen los países en modo mucho más profundo de cuanto lo hacen los confines trazados sobre los mapas geográficos y, frecuentemente, no son solamente fronteras externas, sino también internos a los Estados”.
“Estas injusticias –continuó– asumen también muchos rostros: por ejemplo, el rostro del desinterés y del desorden, que llega a lesionar la estructura de aquella célula originante de la sociedad, que es la familia; o también el rostro de la prepotencia o de la arrogancia, que puede llegar al arbitrio, haciendo callar a quien no tiene voz o no tiene la fuerza para hacerse escuchar, como ocurre en el caso de la injustita que, hoy, es tal vez la más grave, o sea, aquella que suprime la vida humana naciente”.
Finalmente citó a San Pablo: “Dios ha escogido aquello que en el mundo es débil para confundir a los fuertes”, y recordó a los presentes que “la verdad encuentra fuerza en sí misma y no en el número de los consensos que recibe”.