La escuela “no debe relegar al ámbito privado las creencias morales y religiosas de los alumnos”, afirma el Arzobispo de Madrid, Cardenal Antonio María Rouco Varela, en su reciente carta pastoral con motivo de la Jornada Diocesana de Enseñanza.
"La familia, como responsable primera de la educación de los hijos, tiene todo el derecho a intervenir en la educación escolar, eligiendo el tipo de escuela que mejor responda a su modelo educativo", refiere el Cardenal.
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"A su vez, la escuela, en cuanto institución educativa que ha de formar a la persona en sus distintas dimensiones, no, en último término, mediante la transmisión sistemática y crítica de la cultura en la que se inserta, no debe relegar al ámbito privado las creencias morales y religiosas de los alumnos, pues éstas tienen suma importancia a la hora de configurar plenamente su personalidad y han de poder ser estudiadas en el ámbito escolar de acuerdo con las convicciones morales y religiosas de sus padres. Es un derecho que asiste a los padres y que las autoridades públicas han de garantizar", reitera.
Al referirse al lema de la Jornada de este año, "Familia y escuela en diálogo educativo", el Cardenal Arzobispo señala que familia y escuela son dos realidades que no pueden caminar ignorándose mutuamente, pues los niños y jóvenes requieren del esfuerzo compartido de ambas instituciones, ya que la coordinación de ambas, siguiendo la misma dirección, potenciará su capacidad educativa y la descoordinación o dejación de responsabilidades de cualquiera de ellas, la disminuirá.
Preocupación por la LOE
En la misiva, el Purpurado alienta a las escuelas y familias a trabajar conjuntamente para una auténtica formación de los hijos, al tiempo que expresa su preocupación ante la nueva Ley de Educación Orgánica (LOE), actualmente en trámite en la Cámara de Senadores.
“Cuestiones como la libertad de enseñanza, la posibilidad de los padres de elegir el modelo educativo que desean para sus hijos, la consideración estatalista de la educación al concebirla como servicio público y al introducir en el currículo una nueva asignatura, educación para la ciudadanía, que preocupa a las familias por lo que puede suponer de imposición a los alumnos, por parte del Estado, de una formación moral contraria a las convicciones morales y religiosas de sus padres”, afirma el Cardenal, “nos llevan a contestar que el tan ansiado pacto escolar sigue siendo más un deseo que una realidad alcanzable en un plazo previsible”.