Durante el Primer Encuentro de Movimientos Eclesiales y Nuevas Comunidades que se realiza en la ciudad de Bogotá, el Presidente del Pontificio Consejo para los Laicos, Mons. Stanislaw Rylko, afirmó que “los movimientos eclesiales y las nuevas comunidades son portadores de un precioso potencial evangelizador del que la Iglesia tiene urgente necesidad hoy. Representan una riqueza aun no conocida ni valorizada realmente”.
En su conferencia, “Los movimientos eclesiales y las nuevas comunidades como respuesta del Espíritu Santo a los desafíos de la evangelización hoy”, el Arzobispo recordó a Juan Pablo II cuando constataba "cuánta necesidad existe hoy de personalidades cristianas maduras, conscientes de su identidad bautismal, de su vocación y misión en la Iglesia y en el mundo. Cuánta necesidad de comunidades cristianas vivas. Y aquí entran los movimientos y las nuevas comunidades eclesiales. Son la respuesta suscitada por el Espíritu Santo a este dramático desafió del fin del milenio".
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Al referirse a la formación en la fe y el anuncio fuerte del evangelio, Mons. Rylko señaló que en estos dos ámbitos "los movimientos eclesiales y las nuevas comunidades dan frutos estupendos para la vida de la Iglesia y llegarán a ser para miles de cristianos de todos los rincones del mundo, verdaderos laboratorios de la fe, auténticas escuelas de vida cristiana, de santidad y de misión".
“Se asiste hoy a una preocupante carencia de planteles educativos no sólo fuera de la Iglesia sino también en su interior. La familia cristiana por si sola, ya frecuentemente, no es capaz de transmitir la fe a las nuevas generaciones y tampoco la parroquia es suficiente para ello, aunque sigue siendo la estructura indispensable para la pastoral de la Iglesia hoy. Las parroquias sobre todo en las grandes ciudades abarcan barrios demasiado extensos en los que es difícil establecer relaciones personales y hacer que se vuelvan lugares de una verdadera iniciación cristiana", explicó el Presidente del dicasterio vaticano.
Ante esta situación, “se presentan los movimientos eclesiales como lugares de una profunda y sólida formación cristiana. Los movimientos eclesiales y las nuevas comunidades se caracterizan en efecto por una rica variedad de métodos e itinerarios educativos extraordinariamente eficaces”, destacó el Arzobispo.
Luego de manifestar que esto se debe a los “carismas que los han generado y que construyen su alma”, Mons. Rylko expresó que gracias a estos, “la fascinante experiencia original del acontecimiento cristiano de la cual es testigo particular cada fundador, puede reproducirse en la vida de muchas personas y en varias generaciones de personas sin perder nada de su novedad y frescura".
“El carisma –prosiguió– es la fuente de la extraordinaria fuerza de los movimientos y de las nuevas comunidades. Se trata de una formación que tiene como punto de partida, una profunda conversión del corazón. No por casualidad estas nuevas realidades eclesiales, cuentan entre sus miembros a muchos convertidos. Al principio de este proceso hay siempre un encuentro personal con Cristo, en el cual a uno le cambia radicalmente la vida”.
Finalmente, el Presidente del Pontificio Consejo para los Laicos, comentó, al referirse al proceso de conversión de los miembros de los movimientos eclesiales que “es a veces un proceso gradual que requiere tiempo, otras veces es como un rayo inesperado y sobrecogedor pero siempre se vive como un don gratuito de Dios que hace rebozar el corazón de felicidad y se transforma en una riqueza espiritual para toda la vida”.