Durante la inauguración del Primer Encuentro de los Movimientos Eclesiales y las Nuevas Comunidades en América Latina y el Caribe, el Presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), Cardenal Francisco Javier Errázuriz, afirmó que al desmoronamiento moral que se ve en las sociedades y personas de hoy, sólo sobrevivirán “quienes tienen la voluntad de no anteponer nada a Dios”.
El Arzobispo de Santiago, recordó que ya en los primeros años del CELAM, uno de sus primeros presidentes, Mons. Manuel Larraín, profetizó que “en el futuro la lucha contra la fe no se daría de manera frontal, sino minando las costumbres cristianas”.
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El Cardenal Errázuriz explicó que este desmoronamiento es un proceso “muy profundo y de largo aliento” que no lo detendrán “aquellos cristianos que no son coherentes con su fe”, sino los que testimonien a Cristo. Aquellos, dijo, se convertirán “en fermento de nuevas culturas y nuevos pueblos”.
Por otro lado, el Arzobispo afirmó ante los delegados de los movimientos eclesiales y las nuevas comunidades, que “desde la perspectiva de la Evangelización, vivimos una de las horas más decisivas, y también dramáticas, de nuestra historia”.
En ese sentido, se refirió al descenso del número de fieles “en muchos países del continente”, el aumento de “la increencia, sobre todo en los jóvenes” y la aparición de más sectas religiosas. También, añadió, se incrementaron los ataques a la Iglesia, la familia y la vida. Lo cual, afirmó el Purpurado, “es parte de la liberalización de las costumbres y de las leyes”.
“Sin embargo, bullen en ella (la Iglesia) también poderosos signos de esperanza –entre los cuales, el crecimiento y la fecundidad de los movimientos eclesiales ocupan un lugar relevante–, que nos permiten pensar que las dificultades y los sufrimientos son dolores de parto. Preparan el nacimiento de nuevas comunidades y de una nueva cultura según el Evangelio”, expresó.
Durante su discurso, el Cardenal Errázuriz destacó el significado de ser discípulo de Cristo y su llamado a ser misionero. “La Iglesia en Latinoamérica y el Caribe, cuna de casi la mayor parte de los católicos del mundo, tiene que despertar el anhelo de llevar el Evangelio a otros países y continentes, a quienes no ha llegado el anuncio de Jesucristo”, afirmó.
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