En las meditaciones de este miércoles ofrecidas al Papa Benedicto XVI y a la Curia Romana con motivo de los tradicionales Ejercicios Espirituales al inicio de la Cuaresma, el Cardenal Marco Cé, predicador del retiro este año, reflexionó sobre las dificultades que comporta predicar el Evangelio y la valentía de la fe en Dios también en las pruebas que la Iglesia y sus ministros tengan que afrontar.
En la tercera jornada de los Ejercicios, el Patriarca Emérito de Venecia señaló que ante la dificultad del anuncio evangélico y en la hora de la prueba, la Iglesia tiene siempre en su barca la guía de Cristo Resucitado, informó Radio Vaticano.
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El Cardenal indicó que por tres años la predicación de Jesús, junto a las repetidas manifestaciones de gente que muchas veces le aclamaron, hubo de afrontar estas dificultades. De sus conciudadanos, para los que era "el hijo del carpintero", a los escribas y fariseos que pedían "signos" a pesar de los milagros, el Evangelio de Marcos anota y "no calla para nada, que Jesús, después de un primer momento de entusiasmo y de éxito en Galilea tuvo que hacer frente a una desconfianza creciente con el distanciamiento de muchos y cada vez más numerosos seguidores”.
De este modo, el Purpurado dio inicio a la primera reflexión de la mañana sobre las tres parábolas de la simiente. “Más de una vez se oye en los labios de Jesús el lamento por el trabajo que encuentra en hacer entender su mensaje. La forma de hablar por medio de parábolas, responde precisamente a esta situación de crisis y muestra un signo de lo que la Iglesia está llamada a hacer con la nueva evangelización”, observó, según la crónica de Radio Vaticano, el predicador del retiro.
El Cardenal Cé reflexionó sobre cada una de las tres parábolas: la de la semilla que germina espontáneamente –símbolo de la gracia de Dios que obra más allá del esfuerzo humano–; la del grano de mostaza que una vez más muestra la desproporción entre el principio y el final de la predicación, la generosidad de la intervención divina. Y, por último, la del sembrador en la cual los distintos terrenos donde cae la semilla muestran ya sea la total indiferencia a la Palabra de Dios, una palabra acogida débilmente por esteticismo o convención social o sofocada por las preocupaciones cotidianas. Sin embargo, también la semilla que cae y florece en tierra buena, y que refleja la iniciativa de Dios y la perseverancia del hombre.
En la segunda meditación matutina, el Purpurado reflexionó sobre el milagro de la "tempestad calmada" narrado en el Evangelio según san Marcos. “Contra el miedo humanamente comprensible de los apóstoles que están hundiéndose –reseña en su crónica la emisora–, aparece por contraste la casi exagerada reprobación de Jesús”.