En una entrevista concedida a ACI Prensa, el recién nominado Cardenal, Arzobispo de Burdeos y Presidente de la Conferencia Episcopal Francesa, Mons. Jean Pierre Ricard, señaló que “más jóvenes ingresan al seminario desde hace dos años” lo que consideró una “clara prueba de la esperanza en la Iglesia”.
A continuación transcribimos íntegramente la entrevista con el Prelado.
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Antes que nada, gracias por tomarse un tiempo para hablar con nosotros y felicitaciones por su nominación como Cardenal. ¿Cuál fue su primera reacción al conocer el nombramiento? Sabemos además que es costumbre que la sede de Burdeos sea cardenalicia, como en el caso de su predecesor el Cardenal Eyt...
Cuando llegué a Burdeos, me dijeron que probablemente sería nominado Cardenal. Pero pensé que con la internacionalización de la Curia Romana, las ciudades que tenían tradición de ser sedes cardenalicias cederían su lugar para otras ciudades más grandes en el mundo, excepto con las grandes capitales. Entonces, al principio fue una sorpresa. Era un signo de confianza del Papa y un signo de estima para la diócesis de Burdeos a la que represento, así como también para la Conferencia Episcopal Francesa.
Cuál considera que es el principal desafío de la Iglesia Universal hoy en día?
Creo que el gran desafío para la Iglesia hoy es la evangelización. El anuncio del Evangelio hoy, a aquellos millones de hombres y mujeres que no lo conocen. La proclamación del Evangelio confrontada con otras religiones y culturas. Cómo hacer en un contexto de diálogo que el Evangelio de Jesucristo sea anunciado sería mi primera preocupación.
Mi segunda preocupación es cómo promover una mayor solidaridad entre los hombres, mayor paz, mejores relaciones entre los pueblos y la lucha para equilibrar la economía en el mundo; y el asunto del hambre en el mundo.
Volviendo al tema de la evangelización y globalización que es importante para la Iglesia; ¿Conoce a los otros cardenales, particularmente los asiáticos, a quienes el Papa les ha dado prioridad?
Bueno, justamente tengo planeado un viaje a Vietnam, por una invitación de los obispos locales. Pero el viaje ha sido postergado por razones internas, así que iré en septiembre u octubre. Tengo un claro recuerdo de los obispos asiáticos de cuando nos reunimos en el Sínodo en octubre. Recuerdo perfectamente la gran intervención y la fuerza del Arzobispo de Hong Kong, Mons.Joseph Zen, a quien el Papa Benedicto XVI también ha designado Cardenal.
Volvamos a Francia. Usted es el Presidente de la Conferencia Episcopal Francesa desde 2001 y emitieron un importante documento sobre la Iglesia en su país. ¿Cómo ve la situación de la Iglesia en Francia?
Creo que en Francia hemos pasado de una crisis muy fuerte en los años 60’s y 70’s, ligada al fenómeno de la secularización que afectó a todos los países europeos. Me parece que estamos saliendo lentamente de ella. En cuanto a las vocaciones, puedo señalar que hay una ligera mejoría en mi diócesis de Burdeos: más jóvenes ingresan al seminario desde hace dos años. Esta es una clara prueba de la esperanza en la Iglesia.
Asimismo, los laicos, muchos de ellos, están siendo más responsables y están más integrados en las comunidades locales. Lo que estas nuevas comunidades aportan es una fuente de gran dinamismo.
Nos enfrentamos a un fenómeno de indiferencia con respecto a la religión. Creo, por ejemplo, que existe una renovación en los movimientos anticristianos, que van desde pensadores, músicos, artistas y grupos de intelectuales. No sólo atacan a la Iglesia, sino a la fe cristiana desde la raíz. Entonces hay una gran urgencia de, como dice San Pedro, dar razón de nuestra fe.
Estamos en una sociedad plural, en donde existen una serie de expresiones entre las que se encuentran las antirreligiosas, expresiones que manifiestan una necesidad de espiritualidad. Y también tenemos el desafío del Islam. Un desafío en el que nos confrontamos con creyentes orgullosos de serlo y que quieren promoverlo, además de ser misioneros. No podemos culparlos por querer difundir su fe. Pero todo esto nos debe hacer pensar si nosotros los cristianos, los católicos estamos orgullosos de nuestra fe y tenemos la voluntad de compartirla.
El desafío no es un temor ni una preocupación, es una especie de provocación que deben llevarnos, profundamente, a enraizar mejor nuestra fe.
Una última pregunta. ¿Qué opina de las recientes tensiones en Europa debido a las viñetas de Mahoma publicadas en un diario danés?
Creo que tenemos que encontrar un justo balance entre la libertad de expresión, el humor y la ironía; por un lado, y la crítica intensa, el menosprecio y la falta de respeto por otro lado.
La libertad de expresión tiene límites. Sabemos que en Francia, un discurso racista o antisemita no está permitido. Si son muy chocantes, entonces es mejor evitarlos.
Una segunda cosa. Entiendo que las personas pueden sentirse ofendidas por estos comentarios, pero tenemos cortes y tribunales que lidian con este tipo de ataques. No debemos responder a esta violencia de las viñetas con otro tipo de violencia, que no respeta vidas, ataca a comunidades cristianas, iglesias y sacerdotes; como hemos podido ver en Libia y Turquía.
Muchas gracias por responder a nuestras preguntas, Mons. Ricard.