Al recibir este sábado a los miembros de la Unión Cristiana de Dirigentes Empresariales (UCID), el Papa Benedicto XVI pidió a los hombres de negocios huir de “cualquier forma de explotación” y reconocer el valor de cada persona por lo que es y puede dar según sus talentos, así como valorar la familia.
Ante unos ocho mil socios de la UCID presentes en el Aula Pablo VI, el Santo Padre expresó su reconocimiento por la fe en la persona humana profesada por la Unión y manifestó su aprecio por “valorar a cada persona por aquello que es y que puede dar, según sus talentos, huyendo de toda forma de explotación” y por reconocer la “importancia de la familia y la responsabilidad personal”.
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"Estos son valores que, desafortunadamente debido a los actuales problemas económicos, con frecuencia se arriesgan a ser ignorados por empresarios que no tienen una sólida inspiración moral", agregó Benedicto XVI.
Por ello es indispensable, dijo el Papa, la formación cristiana, "que jamás debe ser dada por descontada y siempre tiene que ser alimentada y renovada".
Al inicio de su discurso, y refiriéndose a los valores profesados por la Unión, el Santo Padre manifestó su satisfacción por “el propósito manifestado por vosotros de tender a una ética que vaya más allá de la simple deontología profesional”.
Sobre el particular, el Pontífice recordó la relación entre justicia y caridad, presente en su encíclica “Deus Caritas est”, y resaltó que “el cristiano está llamado a buscar siempre la justicia, pero lleva en sí el impulso del amor, que va más allá de la justicia misma”.
Asimismo, el Papa hizo referencia a la doctrina social de la Iglesia, subrayando que “justicia y caridad son dos aspectos inseparables del único compromiso social del cristiano”.
El Papa, asimismo, invitó a los presentes a que el “Compendio de la doctrina social de la Iglesia” sea un “un punto de referencia constante en el examinar las cuestiones, elaborar los proyectos, en el buscar las soluciones para los complejos problemas del mundo del trabajo y de la economía”.
Al final de su discurso, el Santo Padre encomendó a los presentes a San José, para que “os ayude a poner en práctica la exhortación de Jesús: ‘Buscad primero el Reino de Dios y su justicia’”.