Al finalizar su 91° Asamblea Plenaria, realizada del 20 al 23 de febrero, los Obispos de Costa Rica emitieron un mensaje en el que manifestaron que el desafío principal para el Gobierno electo es el “diálogo abierto, transparente, sincero y permanente con las fuerzas políticas, organizaciones laborales y con la sociedad civil a nivel nacional”.
En su misiva titulada “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”, los prelados costarricenses expresaron sus preocupaciones actuales. “Somos conscientes que la situación de País es difícil: la violencia crece cada día, particularmente la violencia intrafamiliar, cuyas víctimas principales son las mujeres y los niños. La delincuencia y los asaltos callejeros aumentan la inseguridad ciudadana y producen temor y zozobra en la población. El narcotráfico sigue minando nuestra sociedad”, indicaron.
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Seguidamente señalaron a la pobreza como problema fundamental “que aqueja a más de un millón de costarricenses y que se ha estancado en los últimos años, como consecuencia de la inequidad en la distribución de los recursos”.
Para el Episcopado costarricense, “el desafío principal que ha de considerar el próximo Gobierno y como un mandato dado por el pueblo en estas elecciones es el diálogo abierto, transparente, sincero y permanente con las fuerzas políticas, organizaciones laborales y con la sociedad civil a nivel nacional, a fin de concertar consensos y acuerdos comunes que enrumben al País por caminos de desarrollo integral de la persona y de los derechos fundamentales, especialmente a favor de los más necesitados”.
Luego de denunciar a la corrupción en las instituciones públicas y privadas como la causa “de muchos males que sufre nuestra Patria”, los obispos manifestaron su preocupación por la “desintegración creciente de la familia costarricense. Para lograr la máxima atención por parte del estado a la familia, se han de coordinar las diversas instituciones que sirven a estamentos familiares: niñez, juventud, mujer, adulto mayor. Debería crearse un Ministerio de Familia que sirva de forma integral a la misma”.
Asimismo, los obispos de Costa Rica afirmaron su disposición para participar activamente de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano a realizarse en Aparecida, Brasil, en mayo de 2007.
“La preocupación central de los obispos latinoamericanos es la numerosa cantidad de bautizados que viven alejados de la Iglesia, con una débil o ninguna formación doctrinal en su fe, y por lo tanto con una incidencia nada significativa en la vida familiar y en la vida pública, política, económica y social. A esto se agrega el fenómeno de la presencia de una variedad de grupos cristianos, otros movimientos religiosos y una mentalidad secularista y agnóstica que se extiende”, destacaron.
Finalmente los obispos señalan que también se trató durante la Asamblea el tema de los que se preparan para ser sacerdotes en el Seminario Central del país.