El grupo de ayuda a delincuentes y drogadictos, Samaritanos de la Calle, trabaja en la localidad de El Calvario, en Cali, en donde les ofrecen alimentos, medicinas, hospedaje y atención personalizada.
Según informa el diario El País, la hermana Magdalena, coordinadora de la Casa Uno, explica que el propósito que tiene su organización, impulsada por el asesinado Arzobispo de Cali, Mons. Isaías Duarte Cancino; “es reducir el daño de los drogadictos y darles amor, esa extraña medicina que es la única esperanza para una ciudad enferma de indiferencia”.
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Miles de personas, casi todas consumidoras de drogas, sobreviven en las calles de El Calvario, Cali; en inmuebles conocidos como “inquilinatos”, que son grandes casonas con paredes delgadas en donde viven en condiciones infrahumanas.
Muchos de los que viven en los inquilinatos se dedican a reciclar chatarra, cartón y vidrio, que luego intercambian por “basuco”, que es la droga que casi todos los residentes de los inquilinatos consumen.
“En el Calvario es que, contrario a toda lógica, a la explotación abusiva de los narcotraficantes y a la casi total indiferencia de las autoridades, un grupo de mujeres y hombres intenta revertir el drama, conjurar el mal. Su esfuerzo, en muchos sentidos casi inútil, es esperanzador”, explica el País.
Los Samaritanos de la Calle se dedican a brindar alimentos, medicinas y la posibilidad de bañarse a las personas que se acercan a alguna de las cuatro casas de atención que tienen en el barrio.
Para los interesados en colaborar con esta obra, los Samaritanos de La Calle se reúnen los miércoles en la iglesia de Santa Rosa, de la Calle 10, El Calvario, Cali, después de la misa de 7:00 p.m.