Al recibir hoy a los participantes en la asamblea general de la Pontificia Academia para la Vida sobre el tema "El embrión humano antes de la implantación", el Papa Benedicto XVI afirmó que “la vida humana es siempre un bien” y subrayó que "en el ser humano, en cada ser humano, en cualquier fase o condición de su vida, resplandece un reflejo de la misma realidad de Dios”.
En su intervención, el Santo Padre resaltó que el tema que la asamblea estudiará estos días "es fascinante, pero difícil y arduo, dada la delicada naturaleza del sujeto que se examina y la complejidad de los problemas epistemológicos que conciernen a la relación" entre los datos científico-experimentales y la reflexión sobre los valores antropológicos.
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Tras recordar que la Sagrada Escritura "muestra el amor de Dios por cada ser humano, antes incluso de que se forme en el seno de la madre", el Pontífice afirmó que “el amor de Dios no hace distinciones entre el ser humano recién concebido y que se encuentra en el seno materno, y el niño o el joven o el hombre maduro o el anciano, porque en cada uno de ellos ve la huella de la propia imagen y semejanza".
"Este amor sin límites y casi incomprensible de Dios por el ser humano –continuó el Papa–, revela hasta qué punto la persona humana es digna de ser amada en sí misma, independientemente de cualquier otra consideración –inteligencia, belleza, salud, juventud, integridad– etc. En definitiva, la vida humana es siempre un bien".
Benedicto XVI subrayó que "en el ser humano, en cada ser humano, en cualquier fase o condición de su vida, resplandece un reflejo de la misma realidad de Dios. Por eso, el magisterio de la Iglesia ha proclamado constantemente el carácter sagrado e inviolable de cada vida humana, desde su concepción hasta su fin natural. Este juicio moral vale ya en el inicio de la vida de un embrión, antes de que se implante en el seno materno".
Al referirse a la investigación sobre el origen de la vida, "un misterio cuyo significado podrá iluminar cada vez más la ciencia, aunque difícilmente logrará descifrarlo de todo", el Papa señaló que "quien ama la verdad debería percibir que la investigación sobre temas tan profundos nos posibilita ver e incluso tocar casi la mano de Dios”.
“Más allá de los límites del método experimental, en el confín del reino que algunos llaman meta-análisis, donde no basta o no es posible la percepción sensorial, ni la verificación científica, inicia la aventura de la trascendencia, el compromiso de ‘proceder más allá’", concluyó el Papa.