Tras concluir el rezo del Ángelus dominical en la Plaza de San Pedro, el Papa Benedicto XVI condenó los recientes actos de violencia en Irak que alimentan el odio obstaculizando gravemente su reconstrucción y recordó que los frutos de la fe en Dios son el espíritu de fraternidad y de colaboración por el bien común.
Refiriéndose a las “trágicas violencias en Irak, con atentados también a las mismas mezquitas”, el Santo Padre condenó tales actos por tratarse de “acciones que siembran lutos, alimentan el odio y obstaculizan gravemente la ya difícil obra de reconstrucción del país”.
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Asimismo, el Pontífice se refirió a Nigeria, donde se ha vivido “por diversos días encuentros entre cristianos y musulmanes, con muchas víctimas y destrucción de iglesias y mezquitas”.
“Mientras expreso firme condena por la violación de los lugares de culto, confió al Señor todos los difuntos y aquellos que los lloran”, continuó el Papa invitando "a una más intensa oración y penitencia, en el sagrado tiempo de la Cuaresma, para que el Señor aleje de aquellas queridas naciones, y de tantos otros lugares de la tierra, la amenaza de conflictos similares”.
Finalmente, el Pontífice recordó que “los frutos de la fe en Dios no son devastantes antagonismos, sino el espíritu de fraternidad y de colaboración por el bien común. Dios, Creador y Padre de todos, pedirá cuentas aún más severamente a quien esparce en su nombre la sangre del hermano”.