El Papa Benedicto XVI reiteró el llamado que hace ocho años hizo su predecesor para que “Cuba se abra al mundo y el mundo se abra a Cuba” y explicó que para lograr esta apertura es necesario que los cubanos abran su corazón a Dios.
El Santo Padre hizo esta invitación en el mensaje que dirigió al Cardenal Jaime Lucas Ortega y Alamino, Arzobispo de San Cristóbal de La Habana y Presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba, con ocasión del 20º aniversario del Encuentro Nacional Eclesial Cubano (ENEC).
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El Pontífice recordó las palabras de Juan Pablo II, durante su visita a esa tierra en 1998: "Que Cuba se abra al mundo y el mundo se abra a Cuba".
Según Benedicto XVI esta apertura “exige examinar primero cómo abrir el corazón y el entendimiento a las cosas de Dios; cómo abrirse mutuamente quienes conviven, creyendo y confiando unos en otros, aunque haya diferencias de modos de pensar o creencias; y en fin, cómo abrirse al ámbito mundial, con los retos de sus posibilidades y sus dificultades al mismo tiempo".
"Sólo haciéndolo desde la mirada de Dios, una mirada amorosa, se podrá llegar a la verdad de cada persona, de cada grupo y de cuantos viven en una misma tierra. Mucho ha de ayudar en este camino emprendido la experiencia de oración de cada cristiano, en el silencio y la humildad del trabajo cotidiano, en la fidelidad a la fe profesada, en el anuncio implícito o explícito del Evangelio”, indicó.
Además, precisó que “mucho ayudará también el amor entrañable de la mayoría de los cubanos a la Madre de la Caridad del Cobre, Patrona de esa tierra desde hace tanto tiempo, que acompaña a sus moradores con ternura de madre".