Al final de la Misa celebrada por el Vicario de Roma, el Cardenal Camillo Ruini, con ocasión de la Jornada Mundial del Enfermo (JME), el Papa Benedicto XVI dirigió algunas palabras a los presentes recordándoles que la visión integral del hombre es la que califica a las instituciones sanitarias católicas y a las personas que en ellas trabajan.
Al iniciar su discurso, el Papa se refirió a la Virgen de Lourdes, recordando que “esa ternura, ese amor afectuoso se hace sentir en modo particularmente vivo en el mundo justo en el día de la fiesta de Santa María de Lourdes, reactualizando en la liturgia, y especialmente en la Eucaristía, el misterio de Cristo Redentor del hombre, de quien la Virgen Inmaculada es primicia”.
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
“Presentándose a Bernadette como la Inmaculada Concepción, María Santísima ha venido a recordar al mundo moderno, que corría el riesgo de olvidarlo, el primado de la Gracia divina, más fuerte que el pecado y que la muerte”, dijo el Papa.
A continuación, el Pontífice recordó que "Jesús se ponía delante del hombre en su integridad, para curarlo completamente, en el cuerpo, en el alma y en el espíritu. La persona humana es un ‘todo uno’, y las diversas dimensiones se pueden y deben distinguir, mas no separar”.
Asimismo, el Papa afirmó que “la Iglesia siempre se propone considerar a las personas como tales, y esta concepción califica a las instituciones sanitarias católicas, como también el estilo de los operadores sanitarios”.
En su discurso, Benedicto XVI se refirió a las familias que cuentan entre sus miembros a algún enfermo mental, manifestando su “cercanía en la oración y con las innumerables iniciativas que la comunidad eclesial pone en acto en cada parte del mundo, especialmente donde la legislación es carente, donde las estructuras públicas son insuficientes, y donde calamidades naturales o guerras y conflictos armados producen graves traumas psíquicos en las personas”.
Más adelente, el Santo Padre se dirigió a los médicos, enfermeros y operadores sanitarios, exhortándolos a que “el amor de Dios esté siempre vivo en sus corazones, de modo que anime su trabajo cotidiano, proyectos, iniciativas, y sobre todo, las relaciones con las personas enfermas”.
Finalmente, el Pontífice se dirigió a la Virgen María, para que “sostenga firme nuestra esperanza, para que los fieles renovemos el compromiso de cuidar a los hermanos en sus enfermedades”.