El Papa Benedicto XVI recordó que "Jesucristo es la Verdad hecha Persona, que atrae al mundo” y “todas las otras verdades son fragmentos de la Verdad que es Él y que a Él conduce”.
Al recibir a los participantes en la Asamblea Plenaria de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el Pontífice afirmó que “la luz que irradia de Jesús es esplendor de verdad”. “Jesús es la estrella polar de la libertad humana y sin Él pierde su orientación, porque sin el conocimiento de la verdad, la libertad se desnaturaliza, se aísla y se reduce a arbitrio estéril”, indicó.
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El Papa precisó que "el amor a la verdad inspira y orienta también la actitud del cristiano hacia el mundo contemporáneo y el compromiso evangelizador de la Iglesia", e hizo una enérgica advertencia sobre la necesidad de mantener a Cristo como el centro de la vida cristiana.
Según el Santo Padre, cuando no se percibe a Cristo en este lugar, “el tejido de la vida eclesial pierde su vivacidad original y se deteriora, decayendo en un activismo estéril o reduciéndose a astucia política con sabor mundano".
Benedicto XVI subrayó que Jesucristo "atrae el corazón de cada ser humano, lo dilata y lo colma de alegría. Sólo la verdad es capaz de invadir la mente y de hacerla totalmente feliz". Esta alegría, continuó, libera el alma "de las angustias del egoísmo y la capacita a un amor auténtico".
Según el Pontífice, los grandes progresos científicos "han ayudado a comprender mejor el misterio de la creación". Sin embargo, "a veces han sido tan rápidos que han dificultado enormemente el reconocimiento de su compatibilidad con las verdades reveladas por Dios sobre el ser humano y el mundo. En ocasiones, algunas afirmaciones del saber científico se han contrapuesto incluso a estas verdades".
En este sentido, reafirmó la necesidad de profundizar "en el conocimiento de las verdades descubiertas por la razón, con la seguridad de que no existe "contraposición alguna entre la razón y la fe".
Benedicto XVI recordó que "el diálogo entre fe y razón, religión y ciencia, ofrece no sólo la posibilidad de mostrar al hombre de hoy, de modo más eficaz y convincente, el carácter razonable de la fe en Dios, sino de mostrar que en Jesucristo reside el cumplimiento definitivo de toda aspiración humana auténtica. En este sentido, un serio esfuerzo evangelizador no puede ignorar los interrogantes que surgen de los descubrimientos científicos y de las instancias filosóficas actuales".
el servicio a la plenitud de la fe