Con ocasión de un aniversario más de la Declaración del Concilio Vaticano II Dignitatis Humanae, el Arzobispo de Madrid, Cardenal Antonio María Rouco Varela, recordó que dicho documento es un punto de inflexión en las relaciones entre la Iglesia y el Estado.

En un acto organizado por la Conferencia Episcopal Española (CEE), el Purpurado expresó que la Declaración del Concilio Vaticano II "ha supuesto un hito nuevo en las relaciones de la Iglesia con el Estado ya que es muy difícil que alguien con un mínimo de coherencia pueda formular este tipo de relaciones más allá de las bases y principios que el Concilio ha expuesto en este documento”.

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El Arzobispo de Madrid recordó los tiempos previos a la redacción del documento en donde las relaciones entre la Iglesia y el Estado se vieron afectadas por controversias doctrinales a raíz del triunfo del concepto radical del laicismo y del positivismo jurídico.