Activistas católicos de Estados Unidos se oponen a un proyecto de ley que obligaría a los sacerdotes a romper el secreto de confesión en los casos de abuso infantil. Es la segunda vez que la republicana Mary Stuart Gile pone en consideración el proyecto de ley HB 1127.
De acuerdo a la ley estatal de New Hampshire, cualquier autoridad, incluyendo sacerdotes, debe denunciar cualquier tipo de abuso infantil. Sin embargo, existe otra ley, la RSA 516:35, que permite que un sacerdote, rabino o cualquier líder religioso no divulgue lo confiado a ellos en una “confesión o confidencia hecha a él dada su competencia como consejero espiritual”.
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William Donohue, Presidente de la Catholic League, escribió a los miembros del Comité para la Familia, solicitándoles que no aprueben este proyecto de ley y que lo sindiquen como una intromisión en la religión.
“El privilegio del sacerdote y el penitente (al secreto de confesión) ha sido honrado por las cortes desde hace 200 años. Ni Gile ni nadie más tiene siquiera una pista para sugerir que el abuso infantil disminuiría si lo que se oye en una confesión se hiciera público”, afirmó y agregó que “el sacramento de la Reconciliación está condicionado a la confidencialidad, como la relación entre abogado y cliente, doctor y paciente, reportero y fuente; etc. Por todas estas razones la ley de Gile lleva las de perder y debe rechazarse nuevamente”.
Por su parte, Diane Murphy Quinlan, canciller de la diócesis de Manchester, indicó al Comité para la Familia que la Iglesia ha capacitado a más de doce mil laicos desde 2001 para reconocer el abuso infantil.
“Esta capacitación establece que, con la limitación del sacramento de la Confesión, todos los sacerdotes, diáconos y personal eclesial deben denunciar cualquier caso en el que exista sospecha de abuso infantil de acuerdo a ley; incluso si la información es conocida durante una conversación de consejería espiritual (que no sea confesión)”, afirmó Quinlan.