El Presidente del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, Cardenal Julián Herranz, alertó este martes en Madrid de la “tendencia al totalitarismo ideológico” que “se puede manifestar en regímenes que se consideran democráticos”.
Al celebrar un encuentro por el 40º aniversario de la declaración conciliar “Dignitatis Humanae” sobre libertad religiosa, el Purpurado advirtió del “peligro del totalitarismo agnóstico o fundamento laicista”, que se aprecia en algunos gobiernos que “emanan leyes o hacen declaraciones lesivas de la libertad religiosa”.
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El Cardenal Herranz advirtió de la situación en “algunos Estados democráticos que se declaran aconfesionales, pero donde se configura el peligro de que un fundamentalismo laicista se convierta en una nueva especie de religión de Estado, en un ateismo militante no declarado pero real”.
Al respecto, el Purpurado español se refirió al “progresivo empobrecimiento ético de las leyes civiles o de proyectos políticos que se quisieran convertir en leyes”, entre otros, el “desprecio de la indisolubilidad del vínculo matrimonial, la liberalización del aborto, de la eutanasia, de la droga; la insuficiente tutela de la institución familiar” y la “reducción relativista” de la libertad religiosa.
A juicio del Purpurado, esta situación significa el “retroceso de la civilización, donde se ponen al mismo nivel la verdad y el error, la libertad y el egoísmo”, hasta “querer instaurar de hecho esa dictadura del relativismo”.
En su intervención en el acto llevado a cabo en la Casa de la Iglesia en Madrid, el Cardenal recordó los atentados a la libertad religiosa en Estados teocráticos o regímenes comunistas y se refirió a “algunos gobiernos que se proclaman democráticos y pluralistas”, en los que “surgen problemas de insuficiente respeto y tutela de la libertad religiosa”, a tal punto que quieren “expulsar del ámbito público todo lo religioso”. Se trata de una actitud “intolerante y poco respetuosa del derecho a la libertad religiosa”.
Así, el presidente del Pontificio Consejo pidió que se respete la libertad religiosa, es decir, que “ninguna persona pueda ser forzada a actuar contra su conciencia, ni debe ser impedida de profesar su religión en privado y en público”.
indiscriminada nivelación jurídica entre todas las religiones