El día de hoy el Presidente del Pontificio Consejo para la Salud, el Cardenal Javier Lozano Barragán, envió un mensaje a los presidentes de las Conferencias Episcopales nacionales y a los obispos encargados de la Pastoral de la Salud con ocasión de la 53º Jornada Mundial de la Lepra, a celebrarse el día de mañana.
El Purpurado pidió en su mensaje que “la Eucaristía, actualización y manifestación del amor y de la solidaridad salvadora de Dios por nosotros y por todos los hombres, se convierta en la fuente de un amor y de una solidaridad más grande por nuestra parte hacia las personas que sufren y enfermas de lepra, capaces de edificar una humanidad más justa, fraterna y en paz”.
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
Dirigiéndose a cuantos trabajan por la salud, recordó que “nos sentimos comprometidos con las diversas posibilidades y responsabilidades en el compromiso de ofrecer respuestas concretas a las necesidades de los enfermos de lepra”.
Tras mencionar algunos datos estadísticos, el Cardenal llamó la atención para que “la justa y compartida satisfacción por los resultados alcanzados en la lucha contra el mal de Hansen, no debe significar un menor compromiso o un olvido de las necesidades permanentes, de las causas endémicas del mal, de los prejuicios aún existentes, de las eventuales disfunciones organizativas”.
Asimismo destacó que “existe la necesidad de preparar, sobre todo en los diversos países y en las zonas donde está mayormente presente la lepra, grupos de operadores socio- sanitarios que estén en capacidad de actuar en el territorio diagnosticando con tiempo la presencia del mal y de cuidarlo tanto en la fase inicial como en la fase de crecimiento”.
Finalmente citó al Papa Benedicto XVI cuando afirma que: “Dios es Amor que salva, Padre amoroso que desea ver a sus hijos reconocerse entre ellos como hermanos, responsablemente protegidos para poner los diversos talentos al servicio del bien común de la familia humana. Dios es inagotable fuente de la esperanza que da sentido a la vida personal y colectiva”.