El Obispo de Lomas de Zamora, Mons. Agustín Radrizzani, recordó que la paz comienza con la oración y exige posponer los intereses individuales a favor de las necesidades colectivas.
Mons. Radrizzani presidió las fiestas patronales de Nuestra Señora de la Paz y en su homilía precisó que “la paz ciertamente es un don de Dios, una gracia divina. Por ello, la primera tarea para construirla comienza ‘de rodillas’, con la oración”.
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Sin embargo, indicó que “allí no concluye la colaboración que los que seguimos a Jesús hemos de prestar para que la paz sea un hecho. Donde priman los intereses individuales por sobre las necesidades colectivas difícilmente se viva en la justicia, se respete la libertad y se viva en el amor. Cuando estos valores están ausentes difícilmente se vive en paz”.
Según el Obispo, “vivimos en un mundo convulsionado por múltiples agresiones: atentados terroristas en diversas partes del mundo que se cobran vidas humanas; el flagelo de la droga; la prostitución infantil; niños que mueren de hambre o que están desnutridos; abuelitos que son golpeados en sus propias casas para robarles la jubilación o sus ahorros de toda la vida; inseguridad en las calles, etc. La lista podría ser más amplia, sin duda, pero ahora es conveniente que nos preguntemos ¿cuál ha de ser nuestra actitud ante tanto mal?”.
Considerando esta realidad, el Obispo ha propuesto como “prioridades para nuestro trabajo pastoral para el presente año 2006: la familia, y la juventud”.
“En la familia, la entrega generosa en el amor nos ayuda a realizarnos venciendo todo tipo de egoísmo y realizándonos a nosotros mismos. Una sociedad que sigue estos mismos principio además de prevalecer en el amor favorece la convivencia”, indicó.