Al presidir el miércoles por la tarde la oración de vísperas que clausura la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, el Papa Benedicto XVI dijo que la unidad cristiana depende en gran medida de la voluntad de Dios, y por tanto, urge seguir rezando por esta intención.
“La aspiración de toda comunidad cristiana y de cada fiel a la unidad y la fuerza para realizarla son un don del Espíritu Santo y están unidas a una fidelidad al Evangelio cada vez más profunda. Nos damos cuenta de que en la base del compromiso ecuménico está la conversión del corazón”, dijo el Santo Padre.
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“Dios es amor. Sobre esta roca sólida se apoya toda la fe de la Iglesia”, agregó el Pontífice; y señaló que “sobre esta verdad, cumbre de la revelación divina, las divisiones, aun manteniendo su dolorosa gravedad, son superables y no nos desalientan”.
“El amor verdadero no anula las legítimas diferencias, sino que las armoniza en una unidad superior, que no se impone desde fuera, sino que da forma desde dentro, por decir así, al conjunto”, señaló también.
El Papa Benedicto XVI dijo luego que “el deseado cumplimiento de la unidad depende en primer lugar de la voluntad de Dios, cuyo designio y cuya generosidad superan la comprensión del ser humano y sus mismas peticiones y esperanzas. Contando precisamente con la bondad divina, intensifiquemos nuestra oración común por la unidad, que es un medio necesario y muy eficaz”.
“La unidad de los cristianos es nuestra misión común; es la condición para que la luz de Cristo se difunda por todo el mundo con mayor eficacia y los hombres se conviertan y se salven”, subrayó.