El Arzobispo de Valencia, Mons. Agustín García-Gasco, afirmó que “no se puede gobernar ni construir una sociedad como si Dios no existiera”, porque ello “sólo conduce a la injusticia, a la desintegración de la vida personal y social”.
El Prelado hizo estas declaraciones este domingo en la Catedral valenciana durante la Misa con motivo de la fiesta de San Vicente Mártir, patrón de la arquidiócesis. En la celebración estuvieron presentes la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, junto a varios concejales, autoridades militares locales y centenares de fieles.
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
“Todas las decadencias morales y la gravedad de problemas de nuestro tiempo como el terrorismo, la violencia contra las mujeres y los niños, la desintegración de la familia y de los vínculos familiares, son consecuencias de algunos que se empeñan por construir la vida y el mundo de espaldas a Dios, contra Dios mismo”, aseguró el Arzobispo.
Ante ello, el Prelado pidió que se deje de “fomentar sentimientos de hostilidad y confrontación contra el Evangelio de Cristo”, y lamentó la actitud de quienes “ponen en nuestros labios lo que ni siquiera pensamos, colocan en nuestras intenciones lo que jamás pretendemos, nos acusan injustamente por acciones que rechazamos”.
Al respecto, Mons. García-Gasco dijo que “la pasión de San Vicente nos enseña que los poderes de este mundo no son absolutos, que no pueden pretender el puesto que corresponde a Dios y que hay que obedecer a Dios antes que a los hombres”.
“No pretendemos imponer nada a nadie, no deseamos privilegios, nuestra misión es el anuncio del Evangelio, el servicio que se concreta en la garantía de la libertad y de la paz, libertad de enseñanza, libertad religiosa, libertad de conciencia, libertad pública y privada para fomentar, defender y promover valores fundamentales de la convivencia social”, dijo el Arzobispo.
Finalmente, el Arzobispo exhortó a “no ceder ante las tentaciones y los poderes de este mundo” y a “no caer en la esclavitud de un relativismo que solo conduce al vacío y a la indiferencia”.