En una controvertida nota editorial publicada en uno de los órganos oficiales de la Compañía de Jesús en España, la revista “Mensajero”, los jesuitas señalan que la pastoral del Papa Juan Pablo II atrajo sospechas sobre la Compañía de Jesús, además de haber sido ineficaz en resolver la brecha entre fe y mundo moderno.
El editorial, publicado la semana pasada en la revista que antaño se llamaba “Mensajero del Corazón de Jesús”, anuncia que para el 2008 se prepara una Congregación General de la Compañía de Jesús que revisará temas importantes para el futuro de la orden que fundara San Ignacio de Loyola:
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De la reunión universal Compañía de Jesús “El Mensajero” señala que “de esta cámara de representantes habrá de pronunciarse sobre cuál ha de ser el rumbo de los hijos de Ignacio en el primer cuarto del siglo XXI”.
La revista señala que “los jesuitas fueron, bajo la batuta de Pedro Arrupe, entusiastas partidarios del Concilio Vaticano II”; pero lamentan que este empeño “tuvo un alto costo en su misma institución”.
“Muchos de sus miembros dejaron la Compañía y el número de vocaciones se redujo, sobre todo, en el Norte consumista y saciado. Lo que ha llevado a un notable envejecimiento de la edad media de los actuales jesuitas”, señala el editorial.
El editorial acusa “al giro que el papado de Juan Pablo II introdujo en la Iglesia”, como la causa de que las reformas impulsadas por el P. Pedro Arrupe (Padre General de la Compañía durante el post Concilio) quedaran “en entredicho”.
“De ser los paladines del Romano Pontífice los jesuitas se convirtieron en sospechosos de ‘progresismo’, de convivencia con el comunismo y de excesiva preocupación por la justicia terrena, descuidando la salvación eterna”, se lamenta la nota.
“El Mensajero” señala además que “los éxitos multitudinarios de los viajes papales pudieron hacer creer en la eficacia de esta pastoral más espectacular que profunda”; pero indican que ésta ha fracasado por “no ha acortado la profunda brecha que se ha abierto entre una sociedad tecnológica –muy avanzada, de ámbito global, que sigue marginando a los pobres– y los dictados de la fe y moral cristianas, tal como se proclaman oficialmente”.
“Los jesuitas –sigue el editorial– se han tomado un ‘tiempo de silencio’ en estos años”; pero lamentan que lo que llaman “fidelidad creativa” de los jesuitas respecto a la Iglesia “no siempre ha sido bien comprendida y aceptada”.
“Eso ha dado lugar a conflictos y hostigamientos. No han faltado, tampoco, algunas torpezas y hasta desatinos de miembros de la Compañía, que han dado pie a reprimendas”, indican.
La nota termina con un tono poco usual respecto de la habitual humildad de la Compañía de Jesús: "La Compañía de Jesús constituye un punto de referencia importante para la vida consagrada en la Iglesia y también para algunos movimientos laicales. En este año jubilar que están celebrando deberían reflexionar no sólo sobre sus problemas, que es muy legítimo, sino también sobre la misma Iglesia de la que forman parte y a la que quieren más fraterna y evangélica”.