El Arzobispo de Valencia, Mons. Agustín García-Gasco, afirmó que "la verdad de la paz debe ser anunciada en nuestros días con todas sus consecuencias", y de forma "más directa", a través de la denuncia de “los planteamientos ideológicos y culturales que siembran la violencia".
En su carta semanal, el Prelado pidió tener en cuenta “las motivaciones culturales, pseudo-religiosas e ideológicas del terrorismo para desenmascarar las argumentaciones de carácter político y social con las que con frecuencia disfrazan su profunda maldad". Al respecto citó dos de las causas del terrorismo: el nihilismo y el fanatismo religioso o fundamentalismo.
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El nihilista "no reconoce ningún valor a su alrededor y quiere convencerse a sí mismo y a los demás de que la violencia y la destrucción es la única respuesta adecuada a un mundo caótico", advirtió el Arzobispo, quien alerta que "una visión del mundo tan amarga y letal ronda con frecuencia la puerta de los jóvenes, con estéticas oscuras y con una continua invitación a la destrucción".
Por su parte, el fanatismo religioso o fundamentalismo "pretende imponer con la violencia la propia convicción acerca de la verdad, en vez de proponerla a la libre aceptación de los demás".
Además, el nihilismo y el fundamentalismo "coinciden en un peligroso desprecio del hombre y de su vida, y en última instancia, de Dios mismo", subrayó Mons. García-Gasco, para quien "estamos ante dos graves desequilibrios de la inteligencia y de la voluntad humanas que, sin embargo, se pueden corregir intensificando en todas partes el anuncio y el testimonio del Evangelio de la Paz".