En una carta abierta a la opinión pública, el diácono permanente de la diócesis de Holguín, Eduardo Rodríguez Tejeda, denunció el hostigamiento y acoso que sufre por parte de las autoridades cubanas por vivir su fe y defender los derechos humanos en la isla.
En la misiva, fechada el 23 de diciembre del año pasado y dada a conocer por "La Nueva Cuba", el diácono de 48 años, casado y con tres hijos, quiso dejar por escrito, con motivo del "hostigamiento y acoso" al que es sometido, las motivaciones que lo llevaron a participar en la acción cívico-ciudadana en Cuba.
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Desde Holguín, Rodríguez Tejeda denunció que "al igual que miles de católicos cubanos, hemos sido acosados, hostigados y perseguidos, desde nuestros primeros años de vida, por este sistema y su aparato represivo, por el mero hecho de ser cristianos católicos y de tratar de vivir nuestra fe".
El diácono permanente, de amplia trayectoria catequética y pastoral en la diócesis, explicó que en 1990 tomó la decisión de luchar por obtener cambios pacíficos en la isla, "de trabajar en unidad con otros cubanos por transformaciones democráticas", por buscar la libertad de expresión, religiosa y de asociación, el "respeto a los derechos de cada ser humano en esta tierra y 'por la dignidad plena del hombre', como dijera nuestro apóstol José Martí, por buscar un Estado de Derecho y la paz y la reconciliación de todos los cubanos".
Rodríguez Tejeda explica en su carta que, a petición de algunos sacerdotes amigos suyos, atiende a las familias de algunos de los ciudadanos cubanos que sufren prisión injustamente en Holguín luego de que el Gobierno condenara a 75 de ellos en la primavera de 2003.
"No me escudo en mi condición de ministro de la Iglesia para tomar esta opción, ni he pedido a mi obispo que haga nada especial por mí si algo me pasara, ni siquiera en estos momentos de acoso y represión donde me encuentro seriamente amenazado", indicó el diácono manifestando su disposición a "utilizar todas las armas de la lucha no violenta". "Públicamente responsabilizo a las autoridades cubanas y a su órgano represivo de lo que me pueda pasar", añadió.
Al final de su misiva, Rodríguez Tejeda expresó que "entre las consecuencias que asumo al tomar esta opción de lucha, están las repercusiones que mis actos tendrán sobre mi familia, mi esposa y mis hijos", se encomendó a la Virgen de la Caridad y pidió las oraciones "de todos los que invoquen al Dios del Cielo".