El Papa Benedicto XVI se acercó el día de hoy a la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico para rezar con los peregrinos llegados de todo el mundo el tradicional Ángelus dominical, y en sus palabras iniciales meditó en torno al pesebre como un medio eficaz para presentar la fe y transmitirla en la familia.
El Santo Padre hizo notar que“construir el pesebre en casa puede revelarse como un modo simple, pero eficaz de presentar la fe para transmitirla a los propios hijos”.
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“El pesebre -continuó- nos ayuda a contemplar el misterio del amor de Dios que se ha revelado en la pobreza y en la simplicidad de la gruta de Belén”.
Tras recordar brevemente que la tradición popular del pesebre se remonta a los tiempos de San Francisco de Asís, el Papa dijo que “éste puede ayudarnos a entender el secreto de la verdadera Navidad, porque habla de la humildad y de la bondad misericordiosa de Cristo, el cual ‘de rico que era se hizo pobre’ por nosotros”.
“Su pobreza enriquece a quien la abraza y la Navidad trae gozo y paz a aquellos que, como los pastores en Belén, acogen las palabras del ángel: ‘y esto os servirá de señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre’. Este signo permanece también para nosotros, hombres y mujeres del siglo XXI. No hay otra navidad”.
Terminado el Ángelus el Papa saludó a los peregrinos en diferentes lenguas y a los de lengua española invitó a “acoger en los corazones y en los hogares” al Niño Jesús.