Durante una extensa homilía con ocasión de la fiesta de la Inmaculada Concepción, coincidiendo con el  40  Aniversario de la  clausura del Concilio Vaticano II, el Papa Benedicto XVI dijo durante la Misa celebrada en la Basílica de San Pedro que la Virgen María es “la clave” para interpretar los documentos conciliares.

El Santo Padre inició su homilía recordando el 40 aniversario de la clausura del Concilio Vaticano II, clausurado en la misma Basílica de San Pedro donde presidió la Misa este jueves.

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Una cornisa mariana rodea el Concilio. En realidad, es mucho más que una cornisa: es una completa orientación de su camino. Nos remite, como remitía a los Padres del Concilio, a la imagen de la Virgen oyente, que vive en la Palabra de Dios, que medita en su corazón las palabras que le vienen de Dios y que, conjugándolas como en un mosaico, aprende a comprenderlas”.

El Papa señaló que aún queda “indeleble en mi memoria el momento en el cuál, escuchando sus palabras: ‘Mariam Sanctissimam declaramus Matrem Ecclesiae’ ‘declaramos a María Santísima como Madre de la Iglesia’, espontáneamente los Padres saltaron de sus sillas y aplaudieron de pie, rindiendo homenaje a María, a nuestra Madre, a la Madre de la Iglesia”.

Según el Papa Benedicto, “el Concilio trataba de decirnos esto: María está tan vinculada al gran misterio de la Iglesia que Ella y la Iglesia son inseparables como es inseparable ella de Cristo”.

En María, la Inmaculada, encontramos la esencia de la Iglesia de manera no deformada”, agregó el Papa. De ella debemos aprender a convertirnos en ‘almas eclesiales’, tal como se expresaban los padres conciliares”.

Durante el Ángelus, el Papa señaló que su pensamiento iba “al 8 de diciembre de 1965, cuando el Siervo de Dios VI clausuró solemnemente el Concilio Ecuménico Vaticano II, el evento eclesial más grande del siglo XX, que el Beato XXIII había iniciado tres años atrás”.

 

El Pontífice recordó que Pablo VI confió la aplicación del los documentos conciliares “a la Virgen María, invocándola con el dulce título de Madre de la Iglesia”.  El Papa señaló además que había querido “dar gracias a Dios por el don del Concilio Vaticano II. He querido, además, alabar a Maria Santísima por haber acompañado estos 40 años de vida eclesial rica de tantos eventos”.

 

“De manera especial, ha velado con maternal premura sobre el pontificado de mis venerados predecesores, cada uno de los cuales, con gran sabiduría pastoral, guiaron la barca de Pedro por la vía de la auténtica renovación conciliar, trabajando incesantemente por la fiel interpretación y aplicación del Concilio Vaticano II”, concluyó.

Por la tarde, en la Plaza España de Roma, el Papa Benedicto rindió homenaje por primera vez en su pontificado a la imagen de la Inmaculada Concepción, presentándole un arreglo de flores.