El Papa Benedicto XVI recibió de la famosa escudería italiana Ferrari un cheque por 950 mil euros (más de un millón de dólares) para ser destinados a ayuda humanitaria, y el volante de uno de los autos del multicampeón del mundo de Fórmula 1, Michael Schumacher.
En reunión con el presidente de la escudería, Luca Cordero di Montezemolo, éste explicó que el cheque corresponde al dinero recaudado en la subasta –querida por Juan Pablo II– del Ferrari Enzo edición especial número 400, que la empresa regalara al fallecido Pontífice y que la casa Sotheby's vendió en junio a un coleccionista privado estadounidense por 950 mil euros.
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El dinero será entregado al Pontificio Consejo Cor Unum, encargado de distribuir la caridad papal, para financiar los proyectos de Cáritas en Asia, especialmente en las zonas devastadas por el maremoto de diciembre de 2004.
En un comunicado, Ferrari informó que junto con el cheque el Pontífice recibió un volante del coche de F1 de 2004 de Schumacher con la dedicatoria: "El volante del F1 Campeón del Mundo a su Santidad Benedicto XVI, piloto de la Cristiandad". “Es muy complicado manejarlo, Santidad”, dijo el presidente de Ferrari, a lo cual el Papa respondió con un paralelo sobre la "complejidad de guiar a la Iglesia". Al finalizar la entrevista Cordero di Montezemolo señaló que fue "una entrevista muy cordial" y aseguró que para él fue "muy importante".