El día de hoy el Papa Benedicto XVI recibió en audiencia a los miembros de la Conferencia Episcopal Polaca y los alentó a seguir el ejemplo del Siervo de Dios, Juan Pablo II, en el sentido de responsabilidad que tuvo hacia la Iglesia y los creyentes. A lo largo de su discurso y de los temas que fue desarrollando, estuvo siempre presente la figura del difunto pontífice.
Al iniciar la audiencia Benedicto XVI citó a su antecesor, Juan Pablo II, mencionando las palabras de este en su primer viaje a Polonia en que afirmó que “la evangelización del nuevo milenio debe referirse a la doctrina del Concilio Vaticano II”.
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En el primero de los cuatro temas que fueron tocados en el discurso, el Papa habló de la Nueva Evangelización invitando a “despertar una fe viva, conciente y responsable”
Sobre la evangelización agregó que “el primer responsable es el Obispo” y recordando nuevamente a su antecesor afirmó que este “a partir de la propia experiencia, marcó el proyecto del camino del ministerio episcopal para que de frutos beatos. Que sea para nosotros un modelo y un estímulo su sentido de responsabilidad por la Iglesia y por los creyentes confiandos al cuidado del Obispo”.
Seguidamente el Santo Padre abordó el tema referente a los presbíteros diocesanos, y citando nuevamente a Juan Pablo II dijo que “con un estilo propio de vida, el Obispo muestra que el modelo de Cristo no es superado y que, también hoy permanece siempre actual. Se puede decir que una diócesis refleja el modo de ser de su Obispos, cuyas virtudes- castidad, práctica de la pobreza, espíritu de oración, simplicidad, sensibilidad de conciencia- en un cierto sentido se inscriben en el corazón de los sacerdotes”.
“Los sacerdotes- continuó- transmiten tales valores a los fieles confiados a ellos, y es así que los jóvenes son inducidos a dar una generosa respeusta a la llamada de parte de Cristo”.
Sobre los seminarios el Papa exhortó a los Obispos a “desarrollar una exigente labor de formar el espíritu y verificar la disponibilidad afectiva de los seminaristas para asumir los deberes sacerdotes” y “poner en acto cuanto ha sido indicado” en el reciente documento de la Congregación para la Educación Católica sobre la admisión de los candidatos a las Órdenes sagradas.
A continuación Su Santidad hizo referencia a las Órdenes religiosas, y citando nuevamente a Juan Pablo II, recordó como su antecesor vio en ellas una gran ayuda para la misión del Obispo.
“El Obispo- dijo- puede y debe alentarlas a inserirse en el programa diocesano de evangelización y a asumir las laobres pastorales, conformemente a su carisma, en colaboración con los sacerdotes y con las comunidades de laicos”.
Asimismo el Papa destacó en modo particular y encomendó especialmente “las Órdenes contemplativas. Su presencia en diócesis, su oración y sus renuncias sean siempre para vosotros sostén y ayuda”.
El último punto tocado por el Santo Padre fue el laicado quiene, en palabras de Juan Pablo II, “pueden realizar la propia vocación en el mundo y alcanzar la santidad no solo comprometiendose activamente a favor de los pobres y necesitados, sino también animando con espíritu cristiano la sociedad mediante el cumplimiento de sus deberes profesionales y el testimonio de una vida familiar ejemplar”.
Sobre la vida cristiana de los laicos afirmó que “su testimonio de fe es particularmente elocuente y eficaz, porque se da en la realidad cotidiana y en ambientes, a los cuales un sacerdote accede con dificultad”.
Entre las labores principales del laico el Santo Padre destacó “la renovación moral de la sociedad, que no puede ser superficial, parcial e inmediata. Debería caracterizarse por una profunda transformación en el ethos de los hombres, es decir para la aceptación de una oportuna jerarquía de valores, según los cuales se formen las actitudes”.
Al final de su discurso Benedicto XVI enconmendó a los Obispos y a su ministerio episcopal a la Virgen María.