Al rezar este mediodía el Ángelus ante miles de feligreses en la Plaza de San Pedro, el Papa Benedicto XVI recordó que este domingo es el primero de Adviento, “tiempo en el que es necesario que los cristianos despierten en su corazón la esperanza de poder, con la ayuda de Dios, renovar el mundo”.
En su alocución antes de la tradicional oración mariana, el Santo Padre recordó que el Adviento “es un tiempo de gran sugestión religiosa, cargado de esperanza y de espera espiritual”.
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“Cada vez que la comunidad cristiana se prepara a hacer memoria del nacimiento del Redentor, nota un estremecimiento de gloria, que se comunica en cierta medida a la sociedad entera”, dijo el Pontífice.
“En Adviento el pueblo cristiano revive un doble movimiento del espíritu: de una parte, alza la mirada hacia la meta final de su peregrinación en la historia, que es el retorno glorioso del Señor Jesús; de la otra, recordando con emoción el nacimiento de Belén se inclina delante del pesebre”, explicó.
El Papa señaló que de este modo “la esperanza de los cristianos está dirigida al futuro, pero queda siempre bien radicada en un suceso del pasado”.
Al referirse a la lectura del evangelio de hoy, Benedicto XVI explicó que “la breve parábola del patrón que se va de viaje y de los siervos encargados de vigilar pone en evidencia cuán importante es estar prontos para acoger al Señor cuando, de improviso, llegue”.
Después del Ángelus, el Santo Padre saludó a los peregrinos de lengua española diciendo “que este tiempo litúrgico avive en vuestros corazones el deseo de salir al encuentro de Cristo, luz del mundo, y mantenga viva la llama de vuestra fe”.
“Que María, Madre de la Esperanza, guíe siempre vuestros pasos. ¡Feliz domingo!”, concluyó.