La catedral de San Salvador fue desalojada pacíficamente por los jóvenes pandilleros que se encontraban allí desde el lunes demandando mejores medidas carcelarias.
Los ocupantes, que permanecieron encapuchados en las torres de la iglesia, la abandonaron por voluntad propia y sin provocar incidente alguno, según informó a Radio YSUCA el párroco Carlos Blanco.
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“Ellos se dieron cuenta de que no podían estar aquí por más tiempo, lo comprendieron y decidieron salir por su propia voluntad”, dijo el sacerdote y descartó que los manifestantes hayan causado destrozos en el recinto.
Por su parte, el Presidente salvadoreño, Elías Antonio Saca, declaró el miércoles que el Gobierno “no negocia con encapuchados” y pidió a los ocupantes de la catedral que la desalojaran.