El día que la Iglesia conmemora y reza por todos los fieles difuntos, el Papa Benedicto XVI invitó a los 30 mil feligreses que asistieron a la catequesis en la Plaza de San Pedro a ser “justos”, es decir, llevar una “conducta moral intachable” y confiar plenamente en los designios divinos “en la esperanza de encontrarlo después de la muerte”.
“Los justos, con su conducta moralmente intachable, rechazando toda injusticia e inmoralidad, temen al Señor, reconocen su trascendencia y se adhieren con confianza a su voluntad, en la esperanza de encontrarlo después de la muerte”, dijo el Papa al meditar sobre el Salmo 111, “Bienaventuranza del hombre justo”, que se reza en las segundas vísperas del domingo de la cuarta semana de la Liturgia de las Horas (Sal 111,1-6).
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
“Esto exige una opción fundamental: la caridad para con los pobres”, añadió el Papa y explicó que “el justo no posee los bienes para sí mismo, sino que los comparte con los necesitados, expresando así una extrema y desinteresada generosidad”. Así, advirtió que no se debe caer en "la infamia de la usura".
Citando las palabras de Clemente Alessandrino, Benedicto XVI continuó su catequesis explicando cómo tiene que ser la relación con el dinero y las posesiones: "Jesús declara injusto por naturaleza cualquier posesión que uno tiene para sí mismo y como bien propio y no lo comparte con los que lo necesitan".
Asimismo, recordó que la muerte “más que un fin, es un nuevo nacimiento, es el pasaje obligatorio a través del cual pueden alcanzar la vida en plenitud aquellos que modelan su existencia terrena según las indicaciones de la Palabra de Dios”.
Al final de la Audiencia, el Pontífice saludó afectuosamente a los peregrinos de lengua española, en particular al Coro parroquial del Puerto de Santa María, a los Académicos de Extremadura, a las Hijas de María de Panamá y a los peregrinos de México. A ellos les recordó que “siempre Dios ama a quien comparte con alegría sus bienes con los necesitados”.