Con ocasión del mes del Rosario, el Obispo de Tarazona, Mons. Demetrio Fernández González, destacó que al rezar esta oración, la persona llena la profunda necesidad de contemplación que tiene y va forjando su vocación al amor.
“Al ser una oración sencilla, puede ser repetida continuamente en medio de un viaje o cuando se pasan largos ratos de espera. Nos centra y nos recoge en lo más nuclear de nuestra vida, nos conduce a lo más profundo de nuestro corazón”, agregó el Prelado.
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Mons. Fernández indicó que “aunque parezca que es una oración dirigida sólo a María, el Rosario tiene como centro a Jesucristo, porque rezamos con Maria, repitiendo una y otra vez: ”bendito el fruto de tu vientre, Jesús”.
Agregó que a través de los cuatro misterios: gozosos, luminosos, dolorosos y gloriosos, repasamos los misterios de la vida de Jesús, para apropiarnos del fruto de su redención que se llena de gozo con su muerte en la cruz y su posterior resurrección.
El Obispo de Tarazona indicó que “se trata de contemplar a Jesucristo desde el corazón inmaculado de María porque no hay mejor escuela para un cristiano que ella”.
huellas profundas de paz