“El respeto y la protección que se han de garantizar, desde su misma concepción, a quien debe nacer, exige que la ley prevea sanciones penales apropiadas para toda deliberada violación de sus derechos", afirmó el Arzobispo de Santa Fe, Mons. José María Arancedo, en una declaración emitida a pocos días de las elecciones parlamentarias nacionales.
“La vida naciente, como valor que se funda en un derecho inalienable, es un límite moral y jurídico que se convierte en un principio constitutivo de la sociedad civil y de su legislación”, indicó y añadió que es “una realidad objetiva que nos habla con su propio lenguaje, al que debemos saber escuchar en su dignidad única e irrepetible. Ella nos diría: mi existencia ya no depende de tu decisión o libertad, sino que necesita y espera de tu cuidado”.
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"Los derechos inalienables –prosiguió– deben ser reconocidos y respetados por parte de la sociedad civil y de la autoridad política. Estos derechos del hombre no están subordinados ni a los individuos ni a los padres, y tampoco son una concesión de la sociedad o del Estado: Pertenecen a la naturaleza humana y son inherentes a la persona en virtud del acto creador que la ha originado”.
Ante esta realidad, el Arzobispo afirmó que “el aborto es un signo de debilidad cultural, de retroceso moral y de claudicación política. Para el cristiano, además, esta actitud ante la vida es una expresión que compromete la identidad de su fe y hace, por lo mismo, al compromiso social y político que debe asumir por el bien y salud espiritual de la Patria”.
El Prelado recordó, enfáticamente, que entre los derechos fundamentales de la persona está el derecho "a la vida y a la integridad física desde la concepción hasta la muerte".
su poder al servicio de los derechos