Este lunes por la mañana, los padres sinodales dedicaron la reunión a elaborar el primer resumen de las  conclusiones producidas hasta ahora y trabajadas en los diversos círculos menores lingüísticos. Las conclusiones incluyen un amplio rango de temas referidos a cómo celebrar más dignamente la Eucaristía y cómo acercarla a los fieles.

Mons. Alberto Giraldo Jaramillo, Arzobispo de Medellín (Colombia), anunció que su grupo de lengua española había elaborado 27 proposiciones, entre las que destacaban:

• “Que cada Obispo dé toda la importancia a la formación de los seminaristas”, dando “atención muy especial a la selección y formación de los candidatos para vivir el carisma del celibato”.
• “Que se organice en la diócesis una pastoral vocacional bien estructurada, que parte de la oración por las vocaciones y tengan el apoyo de las familias, los sacerdotes y los seminaristas”.
• “Que se preste atención muy especial a los enfermos de tal manera que se asegure para ellos la Eucaristía”. 
• “Que se haga una renovada pastoral del Sacramento de la Reconciliación”, ofreciendo “la ayuda (a los fieles) para una digna recepción del Señor Jesucristo Sacramentado"

Por su parte, Mons. Diarmuid Martin, Arzobispo de Dublín (Irlanda), destacó de su grupo menor en inglés, la importancia de la adoración Eucarística, que “considerada como un signo emergente  de los tiempos, puede sostener ampliamente la santidad de los individuos y de las comunidades”.

No a los sacerdotes casados

Mons. Paul-André Durocher, Obispo de Alexandria-Cornwall (Canadá), reveló por su parte que en el círculo en francés “la idea de ordenar a ‘viri probati’ (varones casados virtuosos) fue objeto de debate, pero no obtuvo la mayoría de votos”.

“El grupo afirma unánimemente el valor inestimable del celibato sacerdotal para la Iglesia latina y quiere que la Iglesia se comprometa en una pastoral vocacional todavía más enérgica, positiva y abierta a los dones de Dios”, agregó el Prelado.

Divorciados vueltos a casar

Mons. Giralod se había referido en su grupo la necesidad de hacer comprender que los católicos divorciados vuelto a casar, aunque no pueden recibir el sacramento, siguen perteneciendo a la comunidad eclesial. “Atendiendo la difícil situación de quienes han sufrido el dolor de las rupturas de la separación, se tratará de llegar a ellos en actitud misericordiosa para que se les pueda brindar una orientación y apoyo que les permita dilucidar su situación con un proceso canónico adecuado".

De manera similar se expresó Mons. Renato Corti, de Novara (Italia), al señalar que en uno de los grupos de lengua italiana “se ha considerado la situación específica de aquellos que están en una situación matrimonial irregular, tratando de dedicarles atenciones posibles e importantes para que las personas se sientan acogidas, se confíen al Señor y den pasos concretos en la luz del Evangelio".

una auténtica renovación de los cristianos que viven del amor de Cristo eucarístico no se trata de números sino, más bien, de calidad