El Papa Benedicto XVI explicó este domingo durante el Angelus que la oración del Rosario no se opone a la centralidad del Señor Jesús, sino se dirige a ella.
Al referirse a la profunda piedad mariana de su Predecesor, el Pontífice explicó sobre el santo Rosario que “al Cristo encontrado en el Evangelio y en el Sacramento, lo contemplamos con María en los varios momentos de su vida gracias a los misterios gozosos, luminosos, dolorosos y gloriosos. En la escuela de la Madre, aprendemos así a conformarnos con su divino Hijo y a anunciarlo con nuestra propia vida”.
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“Si la Eucaristía es para el cristiano el centro de la jornada, el Rosario contribuye en modo privilegiado a dilatar la comunión con Cristo, y educa a vivir teniendo fija sobre Él la mirada del corazón, para irradiar a todos y sobre todo el amor misericordioso”, agregó el Papa Benedicto.
"En realidad, el Rosario no se opone a la meditación de la Palabra de Dios y a la oración litúrgica; representa más bien un natural e ideal complemento, particularmente como preparación y agradecimiento a la celebración eucarística”, explicó el Papa.