En un ambiente de tensión y preocupación generado por los intentos separatistas de diversos sectores políticos en España, los arzobispos de Toledo y Granada, Mons. Antonio Cañizares y Mons. Francisco Javier Martínez respectivamente, defendieron la unidad española como un bien cuyo rompimiento traería graves consecuencias.
Durante la Misa celebrada este miércoles en la localidad de Illescas por el 50º aniversario de la coronación canónica de la Virgen de la Caridad, Mons. Cañizares pidió que se reafirme la unidad de España, “en unos momentos en que ésta es amenazada por el secesionismo”.
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El llamado del Primado de la Iglesia en España fue valorado por el Vicepresidente del Gobierno de Castilla-La Mancha, Fernando Lamata, como unas palabras que sirven "para poner de manifiesto que la unidad de la patria es un valor positivo". “Todos creemos que la unidad de España es algo a considerar para garantizar la prosperidad y seguridad de todos, además de contribuir a la grandeza que hoy el Primado nos ha reclamado", comentó.
De otro lado, esta vez durante la Misa de conmemoración del 513º aniversario del descubrimiento de América celebrada en Granada, Mons. Martínez señaló que si bien la unidad de España no es un dogma de fe, pues se trata de "una realidad política construida por los hombres", sí es un "bien moral", porque "los hombres no viven unidos durante 500 años para que eso se rompa sin que haya una inmensidad de sufrimiento".
El Arzobispo de Granada dijo sentirse orgulloso de ser español porque "la fe católica es la que ha hecho que la tradición española sea grande" y dijo que esa grandeza "no sólo se ve reflejada en la tradición artística y cultural sino, sobre todo, en la humanidad que hemos conocido en nuestras familias, en los buenos momentos de la historia de España".
Al aludir la "tan difícil" situación que vive España por la existencia "de un egoísmo patológico" y "la corrupción más grande, que es la mentira", el Prelado andaluz dijo que “los cristianos han de sostener la luz encendida de la fe, la esperanza y el amor y ser testimonio sencillo de la fe, no como quien proclama una ideología frente a otras, sino como quien proclama la gratitud y la alegría por un don que se nos ha dado y que nos permite vivir de otra manera: vivir en la libertad de los hijos de Dios".