El diario italiano “La Stampa”, publicó póstumamente una “entrevista secreta” al difunto Papa Juan Pablo II realizada en 1988, en la que entre diversos temas, abordó la situación del comunismo de entonces.
La entrevista que el destacado periodista Jas Gawronski le hiciera al Papa Juan Pablo II, tuvo lugar el 11 de octubre de 1988, durante una cena en el Vaticano, pero no fue publicada, por un pedido expreso que hizo el Santo Padre en los días siguientes a través de un cercano colaborador.
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En diálogo con Grawonski, el difunto Papa abordó temas de relevancia mundial de la época. “La entrevista ha permanecido en secreto todos estos años”, señaló el periodista.
En ella, el Papa hacía un exhaustivo análisis sobre la situación del comunismo en la década de los ‘80, y destacaba cómo “inclusive los países africanos buscan dejar de lado a los soviéticos y su ideología. No quieren saber más de la ineficiencia e improductividad de este sistema. Perestroika significa principalmente una cosa: cómo desligarse de éste sistema”.
“Alguien señala –proseguía Juan Pablo II– que en general Stalin tenía mayores cualidades de líder que Hitler. Desde el punto de vista moral, ambos son condenables. Si Stalin resulta mejor calificado, es simplemente porque el comunismo tenía un programa más profundamente sustentado que el nacionalsocialismo. El nacionalsocialismo y el fascismo, muy unidos entre sí, eran ideologías inhumanas, además de ser simplistas y superficiales. El comunismo fue y será siempre reconocido como un sistema que promueve una mayor justicia social”, señalaba en la entrevista Juan Pablo II.
“Los comunistas han diseñado este sistema basado en la idea marxista de la revolución en nombre de la dictadura del proletariado. Posteriormente se libraron del proletariado, alejándolo del poder y diseñaron una dictadura del partido, de una clase privilegiada en el partido, lo cual dura hasta nuestros días. A lo largo de décadas, ha constituido una nueva clase, una nueva aristocracia”; opinaba entonces el Papa polaco.
A la pregunta acerca de los esfuerzos del Presidente soviético Mijail Gorbachov, respondía Juan Pablo II que “sería una verdadera lástima que su reforma se estancase. Uno puede dudar y cuestionar sus planes de reforma, pero sin duda son una novedad. Si comparamos a Gorbachov con sus antecesores, existe una diferencia enorme. Las fuerzas conservadoras, en el sentido soviético de la palabra, son poderosas y están profundamente interesadas en conservar la situación tal como está. Quieren mantener el status quo de su vida segura y privilegiada” señalaba el Pontífice.