El Papa Benedicto XVI inauguró este domingo el XI Sínodo de los Obispos dedicado a la Eucaristía y el primero de su pontificado con una Misa solemne en la Basílica vaticana que reunió a más de 250 obispos de todo el mundo, expertos invitados y más de 4,500 fieles.
El Sínodo seguirá un ritmo diferente a los anteriores, según las nuevas reglas solicitadas por el Pontífice. El evento durará 3 semanas -una menos que los sínodos anteriores-; además, los obispos tendrán dos minutos menos que antes para realizar sus intervenciones personales escritas.
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Pero también a diferencia de los anteriores sínodos, los participantes podrán comentar o replicar brevemente a algunas de las ideas presentadas. Bajo las anteriores normas, el intercambio de opiniones no era posible.
Las dos semanas finales se utilizarán para preparar sugerencias en torno a la Eucaristía -desde su valor teológico hasta la posible "reforma de la reforma" litúrgica- que serán presentadas al Pontífice.
Estas conclusiones motivarán la redacción de una Exhortación Apostólica, posiblemente uno de los primeros documentos oficiales del Santo Padre.
Pese a que el Sínodo es un evento de obispos, el Pontífice ha invitado a un número representativo de laicos americanos como auditores. entre ellos a Carl Albert Anderson, Caballero Supremo de la Orden de los Caballeros de Colón; a los esposos Leonardo y Martha Lorena Casco de Honduras; Moysés Lauro De Azevedo Filho, Fundador y Moderador General de la Comunidad Católica Shalom del Brasil, y Luis Fernando Figari Rodrigo, Fundador de la Familia Sodalite, a quien el Papa invitó a leer una de las lecturas de la Misa inaugural.