El Arzobispo de Tucumán, Mons. Luis Villalba, denunció que las crecientes diferencias sociales hacen que los más pobres no sólo vivan en las periferias de las ciudades, sino también “en la periferia de la dignidad”.
Durante la fiesta de Nuestra Señora de la Merced, el Prelado exhortó a los feligreses a cultivar el valor de la solidaridad, que es propia del cristianismo y que es “una exigencia de la fraternidad humana y cristiana”. “Si somos hijos de un mismo Padre y hermanos entre nosotros debemos ser necesariamente solidarios”, afirmó.
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Asimismo, Mons. Villalba señaló que las diferencias sociales, económicas y culturales están creando “un proceso de división” y de “fragmentación de la estructura social”. Añadió que además de no poder gozar de “lo necesario para una vida digna”, los “nuevos pobres” deben enfrentar el dolor de quedar “fuera del sistema imperante”.
“Fuera de los trabajos, fuera de los seguros sociales, al margen de la vida normal de la sociedad”. “Estos hermanos –denunció–, están no sólo en la periferia de nuestra ciudad, sino también en la periferia de los derechos, de las posibilidades de trabajo, de educación. En la periferia de la dignidad”.
El Prelado también expresó su “dolor, indignación y vergüenza” de ver cómo en tiempos electorales ciertos candidatos se aprovechan de la pobreza para repartir bolsas de comida. “Esto no sólo humilla al necesitado y no respeta su dignidad de persona, sino que además denigra a la política”.
Señaló que la pobreza no se resuelve “con el clientelismo, sino con educación, trabajo y salarios dignos”; porque quien trabaja “tiene derecho a una justa remuneración” con la cual pueda sostener a su familia.