El Arzobispo de Lima, Cardenal Juan Luis Cipriani, aseguró que los sacerdotes están llamados a ser “expertos en el amor” y aclaró que cuando fallan en su misión, merecen comprensión pero no pueden ser tomados como ejemplo.
En la última edición de su programa radial Diálogo de Fe, transmitido por Radio Programas del Perú, el Purpurado aclaró que el amor no es tener éxito, sexo, prestigio, dinero o poder. “Esos ‘amores’, tarde o temprano, se pudren porque no son amor. Es posesión, dominio, egoísmo, imposición, abuso; tanto en el hombre como en la mujer de cualquier edad que sea y de la condición que sea. Lo afirmo también del sacerdote”, indicó.
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Sin embargo, aclaró que “hay algo muy unido al amor del hombre que es la fidelidad. Fidelidad del casado, del hombre soltero, del sacerdote, de la religiosa, del hombre anciano, del hombre joven. Fidelidad, lealtad al compromiso; a la misión que tiene encomendada en el mundo. No podemos enseñarle a la gente que el amor es simplemente placer sexual, éxito ante los demás, prestigio, dinero. Vendiéndolo así, como un producto, rodeado de publicidad; hace mucho daño a la gente joven. Realmente el amor tiene bastante más de entrega, donación, renuncia, sacrificio y paciencia”.
El Purpurado advirtió que “el sacerdote que no ha descubierto el amor es un fracaso; nunca debió ser sacerdote porque si algo es, el sacerdote, es que es un especialista en el amor. ¿Por qué? Porque se ha casado con el Amor, que es Dios”.
Sin embargo, consideró que a los sacerdotes que no pudieron ser fieles a su vocación, se les debe ofrecer una “palabra de aliento porque entregaron su vida a Dios y sin embargo no pudieron ser fieles; pero no podemos decir que ese camino que pretenden abrir sea un camino hacia el amor. En la Iglesia, preferimos hablarlo de una manera discreta y en privado, pero, cuando se pretende hacer un comentario trivial ‘de sacerdotes que descubrieron el amor’ tenemos que hablar claro”.
“Por tanto, un sacerdote de la Iglesia debe ser siempre un reflejo de lo que es el Amor. Debe ser un defensor del verdadero amor y cuando uno ve que se corrompe el amor, que se prostituye el amor, tiene que levantar la voz para decir están engañando, están ‘vendiendo gato por liebre’, eso no es amor, es amorío, es pasión desenfrenada”.
“Yo distingo mucho entre lo que es una debilidad de una persona que puede fallar, que puede tener momentos difíciles, que al tener circunstancias familiares complicadas pudo flaquear, caerse. Con todos ellos nuestra cercanía, nuestro amor, nuestra entrega. Pero distingo todo ello, del traidor; el traidor es otra cosa, el traidor se afirma en su error y trata de imponérselo a los demás como si fuera un valor”, aclaró.
“Es la diferencia entre Pedro y Judas. Pedro cae, Pedro niega pero llora, reconoce, traiciona, luego se recupera y es el primer Papa. Judas lo mismo, traiciona, vende, pero le entra la soberbia y el desaliento, y dice no tiene arreglo, mi vida está perdida, y se suicida. ¡No vayamos por el camino de Judas, sino por el de Pedro!”, exhortó el Purpurado.
es para toda la vida