Las madres francesas podrían cobrar hasta mil euros mensuales por dejar de trabajar un año y tener un tercer hijo, según un plan gubernamental destinado a estimular los nacimientos en el país.
En un artículo aparecido en el periódico inglés The Guardian Especial, Jon Henley afirmó que “a pesar de las estadísticas de empleo femenino, que son la envidia de la Unión Europea, al gobierno le preocupa la negación de las mujeres mejor educadas a tener hijos. Se espera que el plan anunciado por el Primer Ministro galo, Dominique de Villepin, duplique además el incentivo en efectivo para las familias numerosas”.
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Si bien la tasa de natalidad francesa es de 1,9 hijos por mujer –sobre el promedio europeo de 1,4– y el nivel de empleo es bastante alto también (el 81 por ciento de francesas de entre 25 y 49 años trabajan) la idea de impulsar este proyecto obedece a la necesidad de frenar la caída en los porcentajes de población, como afirma un reciente informe de Hubert Brin, titular de la Unión Nacional de Asociaciones de Familia.
Según el mencionado informe, uno de los problemas de población es que las profesionales de mediana edad posponen la edad a la que inician una familia y espacian también sus embarazos. Ahora esperan unos cuatro años entre el primer y segundo hijo.