Al recibir esta mañana a más de un centenar de obispos ordenados en el último año, el Papa Benedicto XVI pidió a los prelados ser “Maestros de la fe” y “doctores auténticos que anuncian al Pueblo con la misma autoridad de Cristo, la fe que hay que vivir y creer".
"Al dar los primeros pasos en el oficio episcopal ya os habéis dado cuenta de lo necesarios que son la confianza humilde en Dios y el coraje apostólico que nace de la fe y del sentido de responsabilidad del obispo. Entre vuestras tareas subrayo la de ser maestros de la fe”, dijo el Santo Padre ante los 110 nuevos prelados que participan de unas jornadas de oración, reflexión y estudio sobre la misión episcopal.
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En una audiencia celebrada en el Palacio Apostólico de Castel Gandolfo, Benedicto XVI dijo que a los obispos que “el anuncio del Evangelio está en los orígenes de la Iglesia y de su desarrollo en el mundo, como también del crecimiento de los fieles en la fe. Como sucesores de los apóstoles, sois ‘doctores fidei’, doctores auténticos que anuncian al pueblo con la misma autoridad de Cristo, la fe que hay que vivir y creer".
"La respuesta a Dios exige un camino interior que lleva al creyente a encontrarse con el Señor. Para ello son necesarios el recogimiento y el silencio, actitudes que os invito, además de vivirlas en primera persona, a proponerlas a vuestros fieles, organizando las iniciativas oportunas que favorezcan el descubrimiento de la primacía de la vida espiritual", dijo el Papa, tras expresar su alegría por la presencia de los obispos de las Iglesias Orientales que se han sumado a esta iniciativa junto con los prelados de rito latino.
Después, recordando que en la solemnidad de los santos apóstoles Pedro y Pablo había entregado a la Iglesia el Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica, síntesis del Catecismo más amplio, el Pontífice dijo a los obispos que les entregaba idealmente estos dos documentos fundamentales “para que sean punto de referencia de vuestra enseñanza y signo de la comunión de la fe que vivimos".
Benedicto XVI invitó a continuación a los prelados a estar cerca de los sacerdotes y de los catequistas de sus diócesis, y refiriéndose al año de la Eucaristía que está por terminar, les exhortó a "trabajar para que esa iniciativa deje en el corazón de los fieles el deseo de enraizar cada vez más su vida en la Eucaristía".
"El obispo –subrayó el Santo Padre– debe además una atención particular a la participación de los fieles en la Misa dominical, en la que resuena la Palabra de vida y Cristo se hace presente bajo las especies del pan y el vino. La Misa, además, permite a los fieles alimentar el sentido comunitario de la fe".