El Arzobispo de San Antonio, Mons. José Gómez, recordó a los hombres y mujeres que perdieron sus vidas durante el paso del huracán Katrina por tratar de salvar a sus hermanos.
“Cuando pasó Katrina sobre las ciudades y la gente de Mississippi, Alabama y Louisiana, parecía que la única voz que se oía era el estrepitoso viento y el llanto humano que clamaba por ayuda”, pero también “estaba Dios en los actos heroicos de los hombres”, indicó.
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Mons. Gómez afirmó que “Dios estaba en la madre temerosa que sólo pensaba en proteger a sus hijos. Dios estaba en los actos heroicos de los hombres que arriesgaron sus vidas, algunos las perdieron, para salvar aquellos a quienes amaban y también a los que casi no conocían”.
Según el Arzobispo de San Antonio, “Dios estaba verdaderamente presente durante el paso de Katrina, incluso en la oscuridad, permitiéndonos ver lo frágil que es la vida, y como, cuando la tormenta se calma, todo lo que nos quedaba era Él y los unos para los otros”.
El Prelado destacó que “durante la devastación de Katrina, Dios no estaba en silencio. Su voz se ha escuchado en las palabras de bienvenida, abrazos y trabajo duro de literalmente miles de personas involucradas en la recomposición de las vidas de los evacuados”.
“Hoy –escribió el Arzobispo– incluso con nuestros modestos medios hemos visto como milagrosamente empieza a sanar todo, mientras oímos la voz de Dios, que les ha dado tanto a nuestros hermanos y hermanas que han sufrido en el paso de Katrina. También hemos sido las manos de Dios ya que hemos alimentado a los hambrientos, dado refugio a los desamparados y confortado a los que perdieron algún amigo”.
Al referirse a la acogida que San Antonio, Texas –y muchos otros lugares del país– brinda a los desplazados, Mons. Gómez manifestó que “los evacuados se han convertido en nuestros vecinos. Como comunidad, debemos asegurar que continuemos nuestro trabajo. Dios ha empezado en la debilidad de esta terrible calamidad. No podemos permitir que este momento de gracia, esta oportunidad para acoger el amor de Dios, sean hechas a un lado como si fueran noticias pasadas”.
escuchar la voz de Dios