El Obispo de Quilmes, Mons. Luis T. Stöckler, destacó que el anuncio de la buena noticia de Dios, debe apelar a la vez a las personas para que cambien de actitud y dejen los malos hábitos.
El Prelado advirtió que lamentablemente toda corrección es asociada a una situación de incomodidad y de tensión, y agregó que tanto el uno como el otro están tentados si el que corrige se calla y el que recibe la corrección desoye.
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"Esto se da no solamente en el ambiente público, sino también en los hogares, las amistades, el lugar de trabajo y las diversas organizaciones civiles. Así para evitar conflictos se quiere justificar la indiferencia expresada con el conocido: no te metas".
Mons. Stöckler recordó que es penoso constatar como muchas personas vienen a quejarse de otra persona sin haber hablado antes con ellas o haber tomado en cuenta las enseñanzas de Jesús sobre la corrección fraterna.
“Primero hay que dar este paso, y recién después, uno se dirige a la comunidad. Debemos defender siempre la buena reputación del otro y darle siempre la oportunidad de enmendarse sin que se evidencie lo que es criticable de él”, indicó.
Finalmente, el Obispo de Quilmes instó a los argentinos a no quedarse callados cuando el hermano peca gravemente porque el Señor Jesús nos asegura que lo que nosotros practicamos aquí tiene su repercusión siempre en la vida eterna