Al recibir esta mañana en Castelgandolfo al primer grupo de obispos mexicanos en visita "ad limina", el Papa Benedicto XVI pidió a la Iglesia en México apostar por la formación integral en todos sus ámbitos para consolidar las instituciones y los valores culturales de una nación “marcada por la presencia viva de Jesucristo y la mediación de María".
Al iniciar su discurso el Papa reflexionó sobre la identidad cultural católica de México resaltando que "la nación mexicana ha surgido como encuentro de pueblos y culturas cuya fisonomía ha quedado marcada por la presencia viva de Jesucristo y la mediación de María".
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“La riqueza del ‘Acontecimiento Guadalupano’ unió en una realidad nueva a personas, historias y culturas diferentes, a través de las cuales México ha ido madurando su identidad y su misión”, precisó el Santo Padre.
También señaló que “los profundos anhelos de consolidar una cultura y unas instituciones democráticas, económicas y sociales que reconozcan los derechos humanos y los valores culturales del pueblo deben encontrar un eco y una respuesta iluminadora en la acción pastoral de la Iglesia".
Al dirigirse a los prelados encabezados por el Arzobispo de Chihuahua, Mons. José Fernández Arteaga, el Pontífice dijo que "hoy México vive un proceso de transición caracterizado por la aparición de grupos que, a veces de manera más o menos ordenada, buscan nuevos espacios de participación y representación. Muchos de ellos propugnan con particular fuerza la reivindicación en favor de los pobres y de los excluidos del desarrollo, particularmente de los indígenas".
Al profundizar en la relación entre la Iglesia y la cultura en México, Benedicto XVI subrayó que "la Iglesia en México refleja el pluralismo de la sociedad misma, plasmada en muchas y diversas realidades, algunas muy buenas y prometedoras y otras más complejas. Ante ello, y en el respeto de las realidades locales y regionales, los obispos han de favorecer unos procesos pastorales orgánicos que den un mayor sentido a las manifestaciones derivadas de una mera tradición o costumbre".
“Por encontrarnos en una nueva cultura marcada por los medios de comunicación social, la Iglesia en México ha de aprovechar, a este respecto, la colaboración de sus fieles, la preparación de tantos hombres de cultura y las oportunidades que las instituciones públicas concedan en materia de dichos medios. Poner el rostro de Cristo en ese ambiente mediático requiere un serio esfuerzo formativo y apostólico que no puede postergarse, necesitando también para ello la aportación de todos".
Formación integral: laicado
En su intervención, el Santo Padre se refirió a la necesidad de la formación integral en todos los ámbitos de la Iglesia".
Al respecto, señaló como una prioridad a los jóvenes ya que al abandonar la comunidad eclesial tras los sacramentos de iniciación, "se encuentran ante una sociedad marcada por un creciente pluralismo cultural y religioso”.
“Además, se enfrentan, a veces muy solos y como desorientados, a corrientes de pensamiento según las cuales, sin necesidad de Dios e incluso contra Dios, el hombre alcanza su plenitud a través del poder tecnológico, político y económico. Por eso se ve la necesidad de acompañar a los jóvenes y convocarlos con entusiasmo para que, integrados de nuevo en la comunidad eclesial, asuman el compromiso de transformar la sociedad como exigencia fundamental del seguimiento de Cristo".
"Asimismo –añadió el Papa–, las familias requieren un acompañamiento adecuado para poder descubrir y vivir su dimensión de "iglesia doméstica". El padre y la madre necesitan recibir una formación que les ayude a ser los "primeros evangelizadores" de sus hijos".
Asimismo, el Pontífice resaltó como un signo de la riqueza eclesial mexicana “la existencia de más de cuatrocientos Institutos de vida consagrada, sobre todo de mujeres y muchos de ellos fundados en México, que evangelizan en todo el país y en los diversos ambientes, culturas y lugares”.
Además, el Papa subrayó una “mayor participación de los fieles laicos a través de diversas iniciativas que ponen de manifiesto su vocación y misión en la sociedad” y puso de relieve la “presencia creciente de movimientos laicales nacionales e internacionales que promueven la renovación de la vida matrimonial y familiar, así como una mayor vivencia comunitaria”.