El Arzobispo de Edimburgo, Cardenal Keith O’Brien, señaló que a las parejas de hecho y homosexuales no se les debe otorgar la adopción de niños porque no es justo experimentar con los menores, refiriéndose a las recomendaciones de un grupo de “expertos” avalados por el Gobierno escocés que propone otorgarles este derecho.
“No puedo entender esta perspectiva. Muchísimas cosas evidencian la inestabilidad de las parejas de hecho y la inestabilidad crónica de las parejas del mismo sexo, y es muy preocupante que nuestros ‘expertos’ ignoren esta realidad”, afirmó el Purpurado, en un artículo publicado por el Sunday Times - Scotland Edition.
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Este grupo de “expertos”, a quienes se refiere el Purpurado escocés, redactó un informe en el mes de junio en el que hacía 100 recomendaciones y sugerencias sobre el tema de las adopciones, e indicó que las parejas homosexuales y las de hecho deberían poder adoptar.
Para el Arzobispo de Edimburgo, “las parejas de hecho y las parejas homosexuales pueden ser descritas como aquellas que tienen un alto grado de inestabilidad”. Además citó algunas estadísticas en las que se muestra que las parejas de hecho suelen durar unos tres años.
“Es difícil de entender por qué alguien consideraría poner a un niño en un ambiente inmoral y en el que no va a llegar a su desarrollo humano pleno”, indicó, al referirse a la alta promiscuidad del ambiente homosexual.
También destacó que en Dinamarca, en donde las uniones homosexuales son legales desde hace 16 años, este tipo de parejas no pueden adoptar niños. En Suecia sólo algunas de estas parejas han adoptado menores, cuando uno de los padres es parte de la unión homosexual.
Los niños necesitan un padre y una madre
Para el Arzobispo de Edimburgo, los niños necesitan un padre y una madre. Además, los niños criados en parejas del mismo sexo muestran una serie de problemas como baja autoestima, stress, confusión en su identidad sexual, enfermedades mentales, uso de drogas, promiscuidad, enfermedades de transmisión sexual y conducta homosexual.
“Los niños adoptados en Escocia –continúa el Purpurado– no pueden ser conejillos de indias en un experimento social que busca redefinir el matrimonio, atacar a la familia y amenazar el bien social”. “Negarles los beneficios de tener una madre y un padre dentro de un matrimonio comprometido les causará un gran daño a una minoría débil a la que debemos proteger”, enfatizó.