Ante más de 20 mil personas que acudieron a la Plaza de San Pedro para la audiencia general de este miércoles, el Papa Benedicto XVI hizo un llamado a “modelar continuamente nuestra imagen” sobre la de Jesucristo y a no adorar ídolos pues quien lo hace termina pareciéndose a ellos.
Al meditar sobre el himno cristológico que abre la Carta de San Pablo a los Colosenses, el Santo Padre explicó que con el pecado original, "el hombre cambió la gloria del incorruptible de Dios por la imagen y la figura del hombre corruptible, eligiendo adorar a los ídolos y terminando pareciéndose a ellos". "Por eso –prosiguió el Papa–, debemos modelar continuamente nuestra imagen sobre la del Hijo de Dios".
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En el himno, dijo el Pontífice, "Cristo es proclamado a continuación primogénito de toda criatura, precede toda la creación y es para ella el principio de cohesión, de mediación y de destino en el que converge todo lo creado".
Más adelante, el Papa explicó que según el apóstol Pablo "Cristo es la cabeza del cuerpo, es decir de la Iglesia, y lo es ya a través de su encarnación. Efectivamente entró en la comunidad humana para regirla y componerla en un cuerpo, es decir en una unidad armoniosa y fecunda. La consistencia y el crecimiento de la humanidad tienen en Cristo su raíz, su eje vital, su principio".
Asimismo, el Papa señaló que el himno celebra "la plenitud" que Cristo posee como don de amor del Padre, plenitud que "irradia tanto en el universo como en la humanidad, transformándose en fuente de paz, de unidad y de perfecta armonía. La reconciliación y la pacificación se realizan mediante la sangre de la Cruz, a través de la cual somos justificados y santificados".
"Derramando su sangre y entregándose, Cristo difundió la paz, que en el lenguaje bíblico es síntesis de bienes mesiánicos y plenitud salvífica extendida a toda la realidad creada. Por eso, el himno termina con un horizonte luminoso de reconciliación, unidad, armonía y paz, sobre el que se yergue solemne la figura de su artífice, Cristo", concluyó el Santo Padre.
Tras la catequesis, Benedicto XVI saludó a los peregrinos en diversas lenguas y poco después regresó en helicóptero a su residencia veraniega de Castelgandolfo.