El Arzobispo de Madrid, Cardenal Antonio María Rouco Varela, afirmó que “Colonia es actual” porque lo que se vivió, sobre todo entre los europeos “es de tal hondura que no ha pasado su actualidad ni su capacidad de transformación de las almas y de las vidas”.
En entrevista concedida al programa diocesano COPE, el Purpurado señaló que este acontecimiento “ha dejado una huella que marcará el futuro, no sólo de la pastoral juvenil de la Iglesia en los próximos años, sino, también, del camino de toda la Iglesia en su labor de evangelización”.
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Para el Cardenal, “el Papa ha asumido la Jornada Mundial de la Juventud como algo muy de Juan Pablo II”. “Juan Pablo II había fijado el lema: ‘Hemos venido a adorarlo’, un lema que estaba determinado por el lugar en el que se iba a celebrar, allí donde se conservan las reliquias de los Reyes Magos”, añadió.
“Pero, a su vez –prosiguió– la Jornada ha sido muy suya, muy de Benedicto XVI. Le confirió una nota personal que la ha llenado de riqueza espiritual y pastoral para todos los que participamos en ella, sobre todo para los jóvenes y, de una manera muy especial, para Europa y para Alemania, que durante esos días ha sido el corazón de Europa. Desde este punto de vista, Benedicto XVI le dio una nota muy honda de acercamiento y, en la medida en que ofreció la gran respuesta cristiana a los problemas y a las ansias de los jóvenes de este tiempo, en especial de los europeos. Lo hizo, además, de una manera genial”.
Respecto al mensaje del Papa Benedicto XVI a los jóvenes en Colonia, el Arzobispo de Madrid indicó que si uno lo lee, luego de haber vivido el acontecimiento, “descubre que hay una línea que lo conduce todo. Esta línea viene dada, ciertamente, por el lema ’Hemos venido a adorarlo’, pero también por eso que Benedicto XVI llama el ‘estado espiritual’ de la juventud y del mundo, sobre todo de la Europa. Un estado ansioso de la luz de Dios, que busca, sin saberlo muchas veces, la respuesta que sólo puede venir de Dios. Un Dios que se nos hizo cercano, que se nos hizo ‘Emmanuel’, Dios con nosotros; que se nos hizo niño, al que es preciso adorar, para que podamos encontrar la respuesta a los grandes problemas de la vida personal, y de la sociedad”. “Desde ese punto de vista, creo que los jóvenes han recibido un mensaje extraordinariamente vivo y actual, y no sólo los jóvenes, sino toda la Iglesia, y también toda la sociedad de nuestro mundo”, agregó .
Para el Cardenal, esta JMJ “tiene una fuerza de evangelización de primer orden, sobre todo con respecto al presente de los jóvenes, y al futuro de la humanidad. Pero, sobre todo, tiene un significado muy importante para Europa y, en especial, para Alemania; no hay que olvidar que Alemania es un país en el que la tercera parte de sus habitantes no están bautizados, otra tercera parte son protestantes, y otra tercera parte son católicos”.
“De algún modo –continúa el Purpurado– la presencia de Dios, la noticia de Cristo, se ha perdido en la formación y en la vida de muchas familias, de muchos jóvenes y de muchos niños”. Por esa razón, lo vivido en Colonia es esperanzador, “con la presencia de muchos obispos y de un gran número de sacerdotes –unos 10 mil, casi todos jóvenes–, con una significativa representación del colegio cardenalicio, esa actitud de ir a la cuna de Belén para adorar al Señor, en una Europa que, como decía el Papa citando a Edith Stein, había perdido consciente y deliberadamente la costumbre de rezar”.
“Que en esa Europa se volviese a afirmar la necesidad de buscar la estrella y dejarse guiar por ella hasta llegar a Cristo –haberlo hecho vivo y vivido en el sacramento de la Eucaristía, en la adoración al Señor sacramentado en la noche de la Vigilia, y luego en esa Eucaristía de transformación interior a través de la comunión con el cuerpo y la sangre de Cristo–, creo yo que ha dejado y va a dejar una huella profunda en el contexto actual, espiritual, social e histórico de Europa y del mundo en este año 2005”, aseguró el Arzobispo de Madrid..
el Señor está con nosotros